Revista Sociedad

Caravana al Oeste.

Publicado el 06 noviembre 2018 por Salva Colecha @salcofa

Amanece en Tombstone, la calle mayor, polvorienta, está desierta, tan solo cruza una bola de rastrojos secos empujados por el viento. Se huele un silencio tenso, algo va a ocurrir. Caravana al Oeste.En ese momento empiezan a sonar, lejanas, las campanas de la iglesia que queda al fondo de la imagen con su tañido triste, a muerto.  Aparecen en la imagen dos figuras, una a cada parte de la calle que sigue vacía y desalmada, sólo se intuyen los movimientos de algún visillo curioso de ver que ocurre. Las figuras se plantan en mitad de la calle. Se miran, se masca la tragedia, algo va a ocurrir. Un perro sale corriendo despavorido. Se para el tiempo, se siente la muerte en el ambiente. De repente, un movimiento rápido, dos estampidos y una de las figuras cae al suelo, inerte. La otra se retira de la escena. Nadie ha visto nada, nadie dirá nada, la justicia de las armas ha hablado. 

La foto resulta muy de Far West, un tiempo en el que la ley era la pistola y el

Caravana al Oeste.
Sheriff no pintaba demasiado, una época que creía superada hasta que abrí el periódico y leí que grupos de civiles armados (una contradicción que sólo se puede dar en un país donde parece tan fácil comprar un arma como una bolsa de gominolas) se acercarán a la frontera con México para frenar a los inmigrantes y mucho me temo que no a base de sonrisas y buenas palabras. Leí eso y se me salieron los ojos de las órbitas, ahora resulta que unos particulares que se autodenominan “milicias” pueden salir armados hasta los dientes para perseguir a alguien como cuando el Sheriff reunía una partida para perseguir al malo malísimo o como cuando los habitantes de la aldea, encabezados por Gastón salieron a linchar a Bestia. Nada bueno podemos esperar. 

Pero lo que resulta verdaderamente aterrador es ver la deriva que está tomando Estados Unidos al mando de un personaje siniestro como Trump con su populismo y xenofobia

Caravana al Oeste.
bien medido y estudiado en plena campaña por las legislativas. Ya se sabe, para ese tipo de personaje todo vale incluso vender como una invasión la llegada a sus fronteras de unas personas  que huyen de centroamérica, una de las zonas más deprimidas y violentas del mundo. Es justo a estos  a los que se les va a segar toda garantía a sus derechos ya que pocas garantías les auguro si tropiezan con bandas de descerebrados armados y ávidos de “defender SU territorio”. 

Resulta demoledor ver como además de enviar miles de soldados que no pueden ser

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usados como quisiera el Gran Jefe Pálido por una ley de 1878,  que impide las labores en tareas de seguridad y orden público a nivel nacional del ejército, se consiente la formación de milicias que según dice  Shannon McCauley, presidente de los Minutemen de Texas, se limitarán a aquello de  “Observaremos e informaremos, y ofreceremos ayuda en todo lo que podamos”. No se, a cualquiera le resultaría inquietante el hecho de que desaparezca como por arte de magia el concepto de “autoridad pública” para dejar a
Caravana al Oeste.
miles de seres humanos en manos de cualquier grupo descontrolado que obra por cuenta y riesgo. Existen unas probabilidades altísimas de que se den excesos de todo tipo, demasiadas para poder asumirlo. Seguro que si eso ocurriese en cualquiera de los “estados gamberros” que pueblan la tierra los gobiernos estarían dando gritos en la plaza mayor diciendo algo como que con estos actos se envían a tomar viento garantías como la seguridad jurídica. Pero ahora callan puede que por temor o por obediencia al  Sheriff del Condado. 

Es como si fuese normal el hecho de que hondureños, guatemaltecos, mexicanos o quien sea se las tenga que ver con personas sin ningún tipo de capacidad legal para hacer cumplir la ley. Se masca la tragedia, la comunidad internacional y las organizaciones encargadas de velar por los Derechos Humanos lo saben,  el problema es que parece que esta vez van a preferir ser ellos los que se queden detrás del visillo a ver lo que sucede en el OK Corral.


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