Caray

Un nuevo restaurante en Madrid que está pegando fuerte. La fórmula es infalible, un chef reconocido, una cocina contrastada, un buen servicio y una decoración magnífica.

No hace mucho que os hablábamos de La Montería un local que es un referente en Madrid, sobre todo a nivel de su barra y entre los peros que le poníamos estaba su sala, que digamos no es demasiado bonita.
Pues bien, hoy os hablamos de Caray, que está muy relacionado con La Montería, pues no en vano en sus fogones está la misma persona que no es otro que Miguel Angel Román y además Caray nos ofrece una sala, sencillamente, magnífica. En serio, soy muy exigente con los ambientes y las decoraciones; siempre encuentro "peros" y éste no es el caso... o casi.

Bonita, atemporal, espaciosa, cómoda... ¡es perfecta!. Las mesas, las sillas, las vajillas... la gran barra que parece una cabina de mando o una proa que se asoma a las mesas... en fin. Me ha conquistado y eso se lo debemos a un excelente trabajo de Lorenzo Castillo.

Ahora bien, no todo es perfecto, nunca lo es, y el día que estuvimos hubo un fallo permanente en el ambiente y es que se oía todo lo que ocurría en la cocina. Me explico, no es una cocina visible, no es una cocina en la que te muestran su tarea para que te sientas participar y, sin embargo, durante la comida estábamos escuchando marchar los platos, pedir ingredientes, cantar comandas... en fin. Espero que sea un vicio de juventud (fuimos muy poco tiempo después de su apertura y algo tan evidente estoy seguro de que se ha subsanado).

Servicio:
Inmejorable, en serio. En los últimos tiempos nos estamos llevando muy gratas impresiones en los locales que visitamos. Quizá la situación de crisis vivida en los últimos años ha obligado a aumentar los niveles de autoexigencia en personal de sala hasta lo que siempre debería haber sido norma.
En Caray hay profesionalidad, conocimiento y amabilidad.
La Carta:
Nada nuevo, o casi, porque en la práctica es la misma que en La Montería, pero más cara. ¿Y por qué más cara?, bueno, pues supongo que la diferencia en ambientación y decoración hay que pagarlo.

Entendámonos, vas a poder elegir entre los mismos platos, pero en un sitio los comerás en una preciosa sala y en otro en otra, digamos, menos bonita y un tanto claustrofóbica. Tu eliges.
Mención especial merece la carta de vinos, porque aquí si que Caray nos ofreció algo que nos gustó muchísimo, algo que nos gustaría encontrar más a menudo, de hecho nos gustaría verlo siempre y no creo que sea tan difícil de lograr. Me estoy refiriendo a una carta de vinos por copas. No a una carta de vinos en la que se indican aquellos que puedes pedir por copas, sino a una auténtica y genuina carta de vinos por copas pequeña y manejable.

Pero ya, si vamos a la carta grande, entonces hay que quitarse el sombrero y el craneo si hace falta. La carta es espectacular, magnífica, internacional, extensa, pensada... es brutal e ideal para un lugar como este. Espero que les dure, aunque tengo poca confianza en que puedan dar salida a muchos de los vinos que ofrecen.
La cocina.

El aperitivo

Pues aquí vale todo lo que dijimos en La Monteria y por ello lo transcribo, tal cual:
(...) No es absolutamente clásica, no es vanguardista y sin embargo, en la práctica, es una cocina de temporada con sabores bien marcados que parte de conceptos clásicos y en momentos presenta guiños, en parte vanguardistas y, sobre todo, muy personales.

Pulpo frito

Los huevos trufados con boletus

Mención aparte la pasión por la caza y, en fin, una cocina que nos parece "muy apta para todos lso públicos".

Perdiz al curry

Taglioni al huevo

El precio:
Hemos dicho que es más caro que La Montería, pero aunque la cocina sea la misma, son dos lugares incomparables. No es caro para lo que ofrece y lo que en efecto da, aunque no, no es barato. Como prueba y cómo casi siempre, os dejo la pureba.

Conclusión:
Caray ha llegado con fuerza, haciendo ruido y haciéndolo muy bien. Hay un gran trabajo en la decoración, en la preparación y una cocina experimentada detrás.
Si quieres comer bien, en un ambiente elegante, con un gran servicio y disfrutar de una carta de vinos excepcional, Caray es una magnífica opción.