Revista Cultura y Ocio
Los primeros temblores de la carne. Temblores de la carne los primeros. Primeros de la carne los temblores. Carne la de los temblores primeros. De los temblores primeros la carne. La carne de los primeros temblores.
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Encuentro el primer envite de este «dado» en el artículo que Manuel Vicent dedica a Sílvia Pérez Cruz en la contraportada de El País. He visto desarrollada en este texto, con la brillantez habitual del escritor levantino, una idea o intuición que me acompaña desde la primera vez que oí cantar a la artista catalano-gallega: en la actitud de esta mujer puede que esté latiendo la solución a los conflictos patrióticos que con frecuencia han ensombrecido la convivencia en tierras ibéricas, y a los que tanto cuesta encontrar remedio. La identificación que Vicent hace entre la fuente de la voz de la cantante y el lugar «donde nacen todas las patrias» puede parecer una metáfora demasiado sutil o incluso rebuscada. Pero basta escuchar con atención a Sílvia Pérez Cruz en una cualquiera de sus actuaciones (por ejemplo en esta, casi improvisada, con su padre) para comprender lo atinado y revelador de esas palabras. Tal vez porque, a fin de cuentas, la verdadera patria no es más que el recuerdo de un temblor y de la emoción que lo produjo.