La idea de este post me la dió un artículo publicado en el Corriere della Sera (que adjunto a continuación) en el cual se presenta la decisión de tener un diario escrito a mano por parte de un adolescente, como una elección contracorriente en la época de la WEB o del What’s Up, en los cuales se digita impulsivamente, casi a querer sincronizar los latidos del corazón con los del móvil. La escritura “tradicional” requiere esperar el tiempo y el lugar más oportuno para entrar en sintonía con sigo mismo, escapando por lo tanto a la tentación de estar permanentemente conectados para huir de la soledad, si no buscando aquellos rincones de soledad positiva en los cuales encontrar cobijo y mirarse al espejo con sus propios tiempos pero en total sinceridad. Un dato para mi sorprendente y a la vez prometedor que aporta el artículo es que, a pesar de todo, parece que el Diario en papel es todavía hoy, la forma más común de escritura de los adolescentes y dentro de esta categoría, sobre todo de las mujeres.
Para acompañar esta reflexión he querido montar unos dípticos, usando imágenes de adolescentes que mi amiga fotógrafa María Trillo retrató para su magnífico trabajo Presente Continuo e imágenes de Diarios encontrados en la Web, intentando encontrar en la mirada o en el pose de los chicos, señales de sus caracteres que me han indicado que tipo de escritura y Diario en papel tendría si hubiera decidido adoptar esta elección en contratendencia…
La semana que viene continuaré a hablar de entorno juvenil, más especificadamente de las palabras que parecen prevalecer entre los jóvenes para describir el futuro…