Así que aprovecho para agradecerme a mí misma, y después, en desorden de prioridades e importancia, a vosotros, a vuestros chorromil comentarios, a las tropecientasmil visitas en las que habéis leído más que mirado, a mi catador particular, a mi gato, a los nuevos amigos, a la virgen de Begoña, al que inventó internet y al otro que inventó el twitter.
Eso de celebrar los cumple-fecha-en-la-que-abrí-el-blog con un sorteo me tira un poco de la sisa, igual que festejar un número concreto de seguidores, fánses, etc... Si estáis aquí leyendo, eso es lo importante, y más aún que volváis. Las cifras son sólo números que no hablan de gustos ni de fidelidad, así que no valen para nada.
Sin embargo, sí que tengo un regalo. Una cosa especial, hecha con cariño y esmero por otra peligrosa radical muy parecida a mí.
Hace poco que me he autorregalado una carolina con café con leche. En versión engordante y comestible, y después en versión para lucir en la solapa con orgullo bilbaíno. Leticia y sus patatas con forma de músculo cardíaco hicieron una carolina especialmente para la menda, y ya de paso, aprovechando que el Nervión pasa por Cantelejas de la Sobarriba, pedí otra para regalar aquí.
Con sus manos de anticuaria rural, su humor fuenterrabiano y su despotrique proverbial, Leticia me ha hecho dos broches de carolina y café con leche. Uno para mí, y otro para cualquiera que deje un comentario en esta entrada.
AVISO A NAVEGANTES:
- Como somos unas integristas y anti-todo, no hace falta que os hagáis seguidores míos, ni de ella, ni que hagáis el pino. Triste es de pedir, pero más triste es de obligar, ¿no?
- Eso no quita para que no valgan los comentarios insulsos en plan "oh, genial, me apunto!"
- Me gustaría que contarais aquí que es lo que más os gusta de lo que hace Mi patata corazón, y ya rizando el rizo, si tenéis alguna sugerencia para mí (recetas, revoluciones y demás)
- Si comentáis como anónimo, dejad por favor un nombre y un email de contacto.
Chimpún. Podéis participar hasta este domingo 10 de junio a las 23:59h
En otro orden de cosas, y como temo que no me van a dar nunca un oscar, aprovecho mis 5 minutos con micrófono para agradecer a mi madre y a Eulogi las horas pasadas pegada a sus mandiles.