Uno de los mayores y más recurrentes sueños del hombre ha sido alcanzar la inmortalidad, y, según algunos científicos, estamos próximos a conseguirlo. El miércoles 9 de agosto de 2017 se celebra en California el RAAD: Revolution Against Aging and Death.El deseo de que la vida eterna sea una realidad nos lleva persiguiendo desde el principio de los tiempos. En la Biblia se nos habla de los patriarcas más longevos, personas que llegaron a edades que no nos atreveríamos ni a soñar, como el famoso Matusalén que da origen al dicho “es más viejo que Matusalén”, pues, según la Biblia, llego a vivir 969 años. Al club de los longevos se unen Yéred con 962 años o el mismísimo Noé, que a pesar de haber vivido un diluvio, o quizá por ello, llegó a alcanzar los 950 años. Este anhelo universal ha llevado a crear leyendas, cuentos, novelas o películas donde no faltan personajes que hacen cualquier cosa por conseguir ser inmortales, y si puede ser sin envejecer, mucho mejor. Algunos de ellos son ejemplos de longevidad inaudita, pero otros tienen un trágico destino. En El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde nos habla de un personaje que logra mantenerse joven mientras es su retrato el que envejece por él.También existieron personas reales que buscaron desesperadamente las famosas fuentes de la eterna juventud y el Santo Grial (al que, entre sus muchos atributos, se le otorga el de dar la vida eterna). El mismísimo emperador de China, Quin Shi Huang, que vivió alrededor del año 200 a. C. buscó incansablemente el elixir de la inmortalidad, pero acabó pereciendo y siendo enterrado en un impresionante mausoleo junto con 8000 guerreros y caballos de terracota a tamaño natural, conocidos como los Guerreros de Xian, que hoy en día son Patrimonio de la Humanidad.
Guerreros de terracota . Patrimonio de la Humanidad.
Si nos ceñimos a lo que hemos podido comprobar científicamente, nos encontramos que la esperanza de vida en la prehistoria estaba en 20 años y los que vinieron milenios después tampoco consiguieron vivir mucho más. En la antigua Roma, por ejemplo, la esperanza de vida se cifraba en 28 años y en la Edad Media en 30… Eso no significa que no hubiera personas que alcanzaran los 70 años, pero eran tan pocos, que nadie confiaba en conseguirlo. El aumento de la esperanza de vida no crecería espectacularmente hasta bien entrado el siglo XX. En 1900 los europeos vivían alrededor de los 32 años, pero cien años después la esperanza de vida se cifra en 83. Son muchos los científicos que se han preguntado a qué se deben estos resultados y han concluido que esas personas que nacieron cuando aún no teníamos los avances médicos actuales, fueron las últimas en las que se cumplía aquello de que solo los más fuertes sobrevivían. Mientras que muchos miembros de su generación perecían en la infancia o adolescencia, ellos sobrevivieron y luego pudieron beneficiarse de las vacunas y demás avances por lo que han multiplicado exponencialmente la esperanza de vida. Si hace un siglo una persona con 32 o 33 años ya se consideraba vieja y pensaba que le quedaba poco tiempo de vida, las personas de hoy en día esperamos alcanzar los 80 o 90 años. La higiene, la mejora en la alimentación y la medicina han conseguido este milagro al que aspiraban muy pocos en épocas anteriores.¿Cuál será realmente el límite de edad que puede alcanzar un ser humano? Existe un lugar llamado Valle de Hunza, en el norte de Pakistán, que es conocido por poseer las más altas montañas del planeta y al que se le da un elocuente nombre: el Valle de los Inmortales. Allí vive la población más anciana del mundo, con un alto porcentaje de personas con nada menos que 130 años. Según cuentan los investigadores que han acudido al lugar para estudiar las causas de esta longevidad, puedes estar subiendo una alta montaña a tus 40 años para ver cómo te adelanta un señor de 100. Claro que no existen partidas de nacimiento, ni documentación que acredite la veracidad del testimonio que dan estos viejísimos hombres sobre su edad, aunque sí se han sometido a estudios genéticos que muestran que no yerran mucho en sus cálculos.
Valle de los Inmortales (Valle de Hunza, Pakistán).
La persona más anciana del mundo, comprobada documentalmente, era Emma Morano, una italiana que murió en abril de 2017 con 117 años de edad, siendo la última persona del siglo XIX que quedaba con vida. Su abuela había llegado a los 100, su madre superó los 90 y uno de sus hermanos murió con 102 años.Pero, como decíamos al principio, un grupo de científicos asegura que ha encontrado el secreto de la inmortalidad y de la juventud eterna, aún más, afirman que pueden rejuvenecer a las personas.Hace poco más de un año vi en televisión un reportaje sobre las últimas investigaciones que apuntaban a que habían dado con el “elixir” de la eterna juventud y que aspiraban a la inmortalidad. No hablaban de aumentar la esperanza de vida a 130 o 150 años, como otros científicos, que ya me habían parecido demasiado optimistas, sino de que la muerte pudiera convertirse en una opción que muy pocos elegirían. Los propios investigadores, en un programa científico, afirmaban con toda seriedad que ellos no iban a morir. Confieso que no me creí nada y apagué la tele antes de que acabara el reportaje.
Pero hete aquí, que hace poco me encontré viendo una entrevista a José Luís Cordeiro, licenciado en Ingeniería Mecánica por Cambridge, fundador de la Singularity University en Silicon Valley, miembro de la World Academy of Art and Science, director de Millennium Project y una eminencia reconocida a nivel mundial. En mayo se encontraba en España presidiendo la Primera Cumbre Internacional de Longevidad y Criopreservación e invitando a los oyentes a acudir entre el 9 y 13 de agosto de 2017 a San Diego (California) donde se celebrará el congreso
RAAD: Revolution Against Aging and Death con más de 2000 asistentes, a la par que ya comenzaba a hacer publicidad del libro que está escribiendo y que lanzará en Barcelona el día de Sant Jordi de 2018 llamado La muerte de la muerte. Este hombre, con tantos títulos, nos explicaba con total convicción que él no va a morir, que dentro de 20 años será más joven que ahora, que los científicos de hoy en día van a matar a la muerte. Afirmaba que no es magia, ni ciencia ficción, que será realidad en un par de décadas y que no hay discusión posible sobre ello. De nuevo estuve tentada de apagar la tele, pero me quedé a escuchar qué pruebas irrefutables eran esas que no admitían que se pusieran en duda unas afirmaciones tan fantasiosas como increíbles. En el reportaje que había visto un año antes ya se hablaba de las investigaciones de la doctora española María Blasco que ha conseguido triplicar la vida de los ratones. Pero además se ha logrado con las mosquitas de la fruta y con varias especies de gusanos. Con esto estaríamos hablando de alargar la vida, pero lo que Cordeiro asegura es que dejaremos de envejecer y no moriremos porque en la naturaleza ya existen organismos sencillos que lo hacen de forma natural como la hidra, una variedad de medusa y algunos corales.Corales marinos.
Estos científicos han dejado de tratar el envejecimiento como algo inevitable y han pasado a investigarlo como una enfermedad para la que están buscando cura.Los grandes nombres de la informática están apostando por utilizar sus avances tecnológicos para curar enfermedades. Sus razonamientos son que, como ya se puede secuenciar el genoma humano, se descubrirán las mutaciones que provocan enfermedades como el cáncer y se podrán “reparar”. Microsoft espera poder curar el cáncer en 10 años, Google ha creado Calico (California Life Company) para buscar la cura al envejecimiento, IBM ha sacado un doctor de inteligencia artificial y Mark Zuckerberg (cofundador de Facebook) junto a su mujer Priscilla, que estudió biología y se doctoró en medicina por la Universidad de Harvard, han creado un centro de biotecnología en San Francisco para curar todas las enfermedades (incluyendo el envejecimiento).En 1951 se detectó que el cáncer no envejece y es biológicamente inmortal. Tampoco envejecen las células germinales y su estudio está dando grandes esperanzas a la medicina regenerativa.En 1985 se descubrió que la telomerasa (enzima contenida en las células de la línea germinal, en tejidos fetales y en células madre) permite el alargamiento de los telómeros (los telómeros se acortan con cada división celular después del nacimiento, precisamente porque el cuerpo reprime la telomerasa en la células maduras). Todos estos hallazgos ya se están aplicando en tratamientos experimentales y los primeros resultados positivos no se han hecho esperar, mostrando a los científicos que las células pueden rejuvenecerse.
Liz Parrish, conocida como la paciente cero, se está sometiendo voluntariamente a uno de estos experimentos donde se combinan dos tratamientos: por una parte se le está inyectando telomerasa (para que sus telómeros se alarguen) y por otra, se le están reforzando las mitocondrias de las células. Así se espera revertir su envejecimiento. Como solamente lleva un año sometida a esta terapia, físicamente no se nota rejuvenecimiento, pero sus bioindicadores muestran que los telómeros se alargaron de 6.71 a 7.33kb, lo que equivale a un rejuvenecimiento celular de 20 años. Parrish estará presente en el congreso de San Diego.
Alegoría de la Inmortalidad por Valeriano Salvatierra.
Museo del Prado. Madrid.