Creo en la belleza de las cosas simples. Aprecio los objetos de líneas puras, los materiales y los acabados sin artificio, los colores de la naturaleza. También disfruto de las plantas, del contacto con la tierra y de ser partícipe del crecimiento de una semilla. La jardinería es una de mis aficiones más antiguas y uno de los recuerdos más presentes de la relación con mi padre. Y la búsqueda de lo natural es más que una necesidad de aire libre. Es el anhelo de una vida libre. Admiro los paisajismos planificados de los jardines ingleses pero quiero en mi futura casa soñada entre los cerros, que la fuerza de la naturaleza se exprese apenas controlada por nuestra intervención. Mientras tanto, en mi refugio urbano de pequeño patio y escasos metros, creo el simulacro de la naturaleza en una burbuja translúcida. Casi un terrario DIY para compartir contigo en los findes frugales de Marce.
Casi un terrario DIY
Para quienes conocen el estilo desmesurado, no es una sorpresa el planteo: pocos materiales, nada costosos que se transforman en apenas minutos en un objeto nuevo, reciclado y re-significado por el devenir de mi pensamiento mientras lo pienso y lo elaboro. Porque el verdadero encanto de la trasmutación frugal está en el relato de lo trasmutado. En ese momento mágico en el cual una lata de atún y algo de hilo sisal se transforman en el símbolo de una memoria. Mi memoria.
De pronto te parece una anécdota fútil...pero las últimas semanas de convulsión vital reclamaban un objeto que me anclara en el pasado para recordarme un vínculo que se está desdibujando por el tiempo y me rebela perder. Si sos una de las mujeres intensionales, entendés a qué me refiero. Si no lo sos, te cuento que creo en el valor de rodearnos de objetos que nos recuerdan quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos llegar. La simple latita de atún -de un almuerzo tan frugal como el terrario- me llevó en un viaje a las primera experiencias haciendo plantines con mi padre.
Así nació este terrario DIY. Que me acompaña mientras diseño el futuro definiendo los planes que pretenden transformarse en mi nuevo estilo de vida. Con proyectos concretos para mudarnos, finalmente, a dónde queremos estar, haciendo lo que queremos hacer. En mi caso particular, esos planes incluyen aceptar que puedo emprender desde el talento creativo que me compete. En una de las actividades que más disfruto: escribir. Comunicar y si puedo enseñar en el trayecto, cumplo con mi propósito de creer, crear y servir.
La brevedad no es una de mis virtudes pero no quiero añadir una palabra más al relato de cómo una lata de atún trasmutó en terrario DIY, objeto ritual de la memoria desmesurada. Me despido invitándote a crear recuerdos con los objetos que te rodean y a recrear la vida en una burbuja.