Revista Cocina

Cásicos vs. "De Autor"

Por Smiorgan

Los Clásicos

Ayer asistimos a una cata que resultó ser de lo más interesante. La idea era inicialmente comparar vinos clásicos con los llamados vinos de autor, de garaje, o de alta expresión; pero dio para mucho más. Con 6 vinos, pudimos apreciar las características de los vinos clásicos de dos de las DO más tradicionales de España; ver como un mismo vino, de corte clásico, cambia de forma importante de una añada a la siguiente para acercarse más al gusto del mercado actual; descubrir que una bodega de corte tradicional y para muchos, de segunda, elabora un vino moderno, con prestancia y calidad; darnos cuenta de como algunos proyectos con muy buena intención y ánimo, acaban renqueando un poco; y para terminar, ver como algunos elaboradores, muy optimistas y valientes en sus predicciones, fracasan.
Marqués de Murrieta es una bodega con más de 150 años de historia que actualmente elabora desde el moderno Dalmau, hasta el vino de finca Castillo Ygay. Nosotros empezamos la tanda de vinos clásicos con el Marqués de Murrieta Reserva 2006 (DOCa Rioja, tinto reserva, 88% Tempranillo, 7% Mazuelo, 3% Garnacha Tinta, 2% Graciano; Marqués de Murrieta), un vino de color granatoso, de capa baja, donde ya asoman los teja; en nariz nos da regaliza, maderas, especiado, café; una nariz elegante y fina. En boca se muestra sedoso, delicado, con mucha fruta negra en un retronasal largo y elegante. Sin duda un enorme vino. La primera comparación de la velada vino con la siguiente añada del mismo vino, añada en la cual se da un giro a la elaboración, para acercarse un poco más a lo que se supone que el mercado demanda, es decir, vinos más frutosos, con más extracción y más garra. Así, Marqués de Murrieta Reserva 2007 (DOCa Rioja, tinto reserva, 85% Tempranillo, 8% Garnacha tinta, 6% Mazuelo, 1% Graciano; Marqués de Murrieta) viste de un joven color picota oscuro, con ribete entre violáceo y granate, de brillante capa media alta. En nariz nos da fruta negra madura, suaves vainillas y ahumado leve; una nariz menos sugerente que su predecesor. En boca, es un vino más lleno y carnoso, frutal, con una tanicidad más marcada, aunque en absoluto desagradable. La misma marca, dos años consecutivos, dos vinos totalmente diferentes, del que, sin duda, me quedo con el primero.
La parte clásica de la cata se completó con un representante de la Ribera del Duero. Balbás es una bodega que nace hace más de 200 años, habiéndose hecho cargo de la misma cuatro generaciones de la misma familia. Formó parte, junto con otras 25 bodegas, del grupo que constituyó lo que hoy se conoce como DO Ribera del Duero. Balbás Reserva 2001 (DO Ribera del Duero, tinto reserva, 90% Tempranillo, 10% Cabernet Sauvignon; Balbás) es un vino de un ya evolucionado color caoba, con ribetes entre caoba y teja. Inicialmente mucho tufo de reducción, por lo que hubo que esperar hasta el final de la cata para poder apreciar de verdad este vino, que nos mostró en nariz aromas de la crianza, pimienta, fruta madura en compota y notas licorosas. En boca es un vino ya muy suave, sin aristas, algo dulzón, con un tanino muy agradable. Un buen vino que va ya en camino de bajada, pero que tiene una vejez venerable.
Empezamos la parte de la cata dedicada a los vinos de autor con una bodega mucho más joven que las anteriores, fundada en los años 60 con el asesoramiento de Émile Peynaud, por una familia que ya poseía, entre otros, un Gran Cru Classé bordelés; es decir, no eran precisamente novatos en esto de hacer vino. Marqués de Cáceres es, en mi humilde opinión, una bodega algo infravalorada; si, elaboran más de 10 millones de botellas, pero sus vinos son siempre muy correctos, y si bien no suelen encandilar, tampoco suelen fallar. Pero esta bodega elabora también vinos de corte más moderno y de mayor presencia, como Gaudium y el que catamos ayer, MC 2008 (DOCa Rioja, tinto con crianza 100% Tempranillo, Marqués de Cáceres). Es un vino de color picota granatoso, con ribete granate, de capa alta. Nariz intensa, licoroso, con mucha fruta negra, especiado y balsámico. En boca es fresco, sedoso, bastante lleno, frutal, algo dulzón al final, con un tanino elegante. Un vino más al estilo moderno, que a mi me gustó bastante, como para hacerse con alguna botellita.

Los "Modernos"

El primer chasco de la noche vino de la mano de una bodega a la que el director de la cata reconoció tenerle cierto cariño. Gordonzello S.A. nace en 1995, con el propósito de recuperar viejos viñedos; y en 2002 nace la nueva Bodega Gordonzello, que busca, entre otras cosas, parar la sangría de emigración de la región y dar empleo a su gente. Esta bodega decide elaborar uno de los llamados vinos de autor, y nace Peregrino 14 2008 (DO Tierra de León, tinto con crianza 100% Prieto Picudo, Bodegas Gordonzello). El vino nos mostró un sospechoso color caoba brillante e intenso, con ribetes también caoba, que no presagiaban buenas cosas para un 2008. La nariz estaba dominada por la barrica, con especias, algo de fruta compotada y alguna nota química sobrevolando. En boca destacaba el toque dulzón y la acidez marcada, algo descompensada, que hacían que el conjunto no fuese agradable. Igual es un vino para beber más joven, igual la variedad no lleva bien los 14 meses de barrica, pero en general no gustó.
La cata terminó con una decepción importante. La familia Pérez Ovejero forma parte del grupo de viticultores y enólogos responsables de la renovación y resurgimiento del Priorat, haciendo que alcanzara las cotas de fama y precio que actualmente tiene, con una ayudita también del Sr. Parker. De Mas Martinet probamos un vino que se suponía que iba a tener una gran capacidad de guarda, con una vida de hasta unos 20 años. Así, nos echamos a las copas y a la boca, Clos Martinet 1998 (DOCa Priorat, tinto con crianza 35% Garnacha Tinta, 20% Cabernet Sauvignon, 35% Merlot y 10% Shiraz; Mas Martinet), que nos enseño un color caoba de buena capa, con ribetes caoba. En nariz, fruta confitada, bombón de licor y café. En boca, dulzón, como pasificado, recordando incluso a un Pedro Ximénez. Debió ser un gran vino en su juventud, porque tiene las hechuras, pero está ya de capa caída.
Como ya dije, una cata muy interesante, muy instructiva y aleccionadora. Marqués de Murrieta pre 2007 sigue siendo un vino que me encanta, y el cambio llevado a cabo en 2007 no ha dado como resultado un mal vino, en absoluto, pero me gusta más el estilo más clásico. Cuando alguien se lanza a la aventura de hacer un moderno vino de autor o alta expresión, con largas maceraciones, mucha extracción, madera nueva, carga frutal potente, y demás, ha de tener mucho cuidado con las castas que elige y como las maneja, ya que lo que podría ser un buen vino joven o de breve crianza, se puede transformar en un abuelete precoz. Por último, debemos ser siempre humildes con lo que hacemos; estar orgullosos de las cosas bien hechas, pero tener cuidado antes de profetizar ciertas virtudes que luego pueden no cumplirse del todo.

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