Revista Opinión

Catalunya. Marcha a la independencia

Publicado el 21 octubre 2013 por Manuhermon @manuhermon
Catalunya. Marcha a la independencia Seguimos con el debate. En otro párrafo Miguel-Felipe escribe lo siguiente: Y dicho esto, parece claro que el repunte independentista tiene poco que ver con la pasión histórica y bastante más con la actitud de cientos de miles de españolic@s jóvenes de cualquier sitio que se "independizan" en Inglaterra, Alemania o donde pueden... O con el desapego de la España existente que hacen dos años y pico lanzó el 15 M. En el sentido global del párrafo podríamos estar de acuerdo si éste, pretende expresar que bastante del movimiento secesionista de los 2 últimos años está alimentado por la desafección causada por la crisis económica, en cuanto a la incorporación de número de personas y movilizaciones, influye en ese y otros procesos, sin duda. Pero discreparíamos si pretende expresar que el proceso de secesión de Catalunya, en mi opinión ya en marcha, está dirigido y orientado por los indignados, 15-M o similares a los que podemos ver en otros países. Nos encontramos ante uno de esos momentos históricos en los que a una grave crisis económica, política y social, le salen otras crisis que estaban larvadas, contenidas sin fuerza suficiente, que dirigen la rabia en otra dirección diferente a la de resolver los problemas que la despertaron. No existe en esos movimientos cercanos al 15-M, una fuerza tan grande, un nivel de centralización, organización coordinada y objetivos tan concretos y precisos de secesión y construcción de otro país fuera del Estado español. En el principio, una cosa es la sensación de desprecio por todo lo que está pasando, basada en la precariedad laboral, la pérdida de derechos sociales, la corrupción imperante, etc. etc. y otra distinta es el proceso de independencia de Catalunya, dirigido por las élites catalanistas que no pretende responder a las desigualdades económicas y políticas, pérdida salarial, precariedad, paro, desahucios y pérdida de derechos conquistados durante 35 años, esa ruptura de la equidad provocada por la crisis, está en gran parte generadas por las mismas élites independentistas, que no pretenden arreglar las constantes evasiones fiscales, una de las consecuencia de los zarpazos de la crisis en todas partes, los menores ingresos fiscales, los compensan con menores gastos sociales, reducen el estado de bienestar. En el caso catalán, al proceso secesionista se han sumado los descontentos sociales del momento, eso parecen indicar los estudios de opinión recogidos por la Generalitat que situaban los aspectos vinculados a la crisis como principales problemas y no la cuestión del encaje Cataluña-España, hasta hace unos meses, en los que el movimiento soberanista se apoya y recoge todo lo que se mueve para dirigirlo hacia la independencia y no para dotar a Cataluña de unas políticas diferentes al austericidio, comenzado allí por la Generalitat antes que en el resto de España. El movimiento no se dirige a conseguir mayor contribución fiscal de los pudientes, para consolidar y evitar recortes al estado de bienestar, sino precisamente a lo contrario, pretende lograr menores contribuciones netas, bien porque paguen menos impuestos, o porque obtengan retornos garantizados de los mismos. El objetivo independentista pretende ahorrar costes fiscales a los pudientes catalanes, lo cual sin duda es un  ataque directo contra los parados y pensionistas extremeños o andaluces, que en estos momentos parte de sus apoyos sociales están pagados con los excedentes contributivos catalanes. Junto con Madrid, Valencia y Baleares, únicos contribuyentes netos a la caja común, ya que el resto de CCAA, son receptoras. Apoyar que los ricos contribuyentes no aporten impuestos a la caja común es una postura reaccionaria, nada progresista, profundamente antiizquierdista, o más claramente, es una política neoliberal al uso, que los ricos no paguen impuestos para los trabajadores es aquello de ¡que se jodan!, su dinero para ellos que le sacarán mayor tajada. Esa es la esencia de la ruptura que están apoyando miles de personas. Es lamentable, el tsunami soberanista ha barrido de las calles la contestación de clase, y se ha apuntado a políticas populistas, la indignación contra los ricos, ha logrado darse la vuelta y está eliminando los sentimientos izquierdistas de millones de personas, que eligen abandonar los partidos izquierdistas y pretende barrer la Constitución hoy el único bastión de solidaridad que quiere romper el catalanismo, y no para crear una sociedad más progresista, con mayores derechos, libertades y solidaridad para con los trabajadores, y necesitados. Los partidos de izquierda PSC, han ido perdiendo apoyos populares y de militancia catalanista, ICV,  fue recogiendo votos de izquierda perdidos por los socialistas, como en toda España, en principio sin consideraciones soberanistas, se está viendo empujado por la gente hacia esas posiciones, por lo que no será extraño pierda la fuerza crecida a medio plazo, vía CUP y ERC, porque la gente está eligiendo secesión y prefiere los originales a los tibios; no es que los partidos fallen, que lo hacen, es que la fuerza de la corriente está rompiendo los embalses ¿Por qué eligen  independencia? está claro, creen que con ella resolverán todos los problemas individuales y colectivos. Y el que venga detrás que se joda. La cuestión es que una salida como la independencia no tiene vuelta atrás, no vale arrepentirse luego, las rupturas que provocaría no podrían resolverse a medio plazo, es por ello que la Ley de Claridad canadiense, siempre habla de mayorías suficientemente amplias, sostenidas en el tiempo, de procesos negociados, etc. y no de impulsos unilaterales. En estos momentos existe un fuerte movimiento en pos de la ruptura, dirigido por las élites independentistas catalanas, presentes en el Gobierno y Parlament,  una parte de CiU, la mayoría de Convergencia –que podría romper con Unió- y ERC, que políticamente parece dirigirlo desde la segunda fila, lo cual le permite hacerlo sin desgaste, y cuyas expectativas electorales son de fuerte crecimiento a costa de CiU, capitanean desde esas instancias, pero visibles son las élites dirigentes soberanistas en parte de la sociedad civil catalana dominada y dirigida por élites nacionalistas, Asamblea Nacional Catalana, el Ómnium Cultural, el propio Futbol Club Barcelona, Liceo… y ello, influidos por su pasión histórica, lo cual tiene mucho que ver con sentimientos y emociones soberanistas que consideran atacados con el desarrollo y resultado del Estatut, y por supuesto tiene que ver con asuntos económicos relacionados con su contribución neta a las balanzas fiscales del Estado Autonómico. Ambas cuestiones, la emocional identitaria y la económica son motores del proceso rupturista, dirigido por élites catalanistas.

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