En política hay algo peor que cometer errores a tutiplén: carecer del sentido del ridículo. Uno puede errar en sus apreciaciones, prospectivas o propuestas cuanto guste, pero hacer el payaso continuamente se suele pagar carísimo más pronto que tarde. Es por ello que no resulta difícil vaticinar un futuro menos que mísero electoral y organizativamente hablando al flamante partido Reagrupament, ésa escisión de ERC que al parecer contará en breve con Joan Laporta, el todavía presidente del FC Barcelona, como su principal activo político.
De entrada, el nombre Reagrupament ya resulta políticamente desgraciado en Catalunya. Después de muerto Franco fue usado por un grupúsculo liderado por Josep Pallach, un histórico agente de los servicios secretos británicos primero y luego de la CIA, a cuyo servicio fletó un partidillo cuyo objetivo era hacerse con la marca PSC en Catalunya e impedir que el proceso de convergencia de fuerzas socialistas culminara en una formación que tuviera esas siglas. La cosa salió mal, y encima Pallach murió de un infarto en pleno congreso constituyente de lo que definitivamente acabó llamándose PS-Reagrupament por imperativo legal. Los más espabilados de los huérfanos corrieron a pedir hueco en el PSC de verdad, y el resto -la mayoría- se fue a su espacio político, social y cultural natural: el pujolismo militante.
Pues bien, ahora el señor Joan Carretero y sus fugados de ERC han puesto en órbita una nueva fuerza política que usa ese nombre, Reagrupament. Curiosa coincidencia. O no. ¿Cuales son los principios políticos del nuevo partido, preguntan ustedes? Pues la independencia de Catalunya, y punto pelota. ¿Algo más? nada más. O al menos, eso pretenden hacernos creer.
Porque el Reagrupament de Carretero transpira derechismo por todos sus poros. O sea que sí tienen ideología, y muy concreta, más allá de la aspiración a la independencia. Según se puede leer en El País de hoy, "su programa para la hipotética independencia incluye derogar la oficialidad del castellano, crear un ejército catalán, una agencia de inteligencia y aprobar una constitución catalana, que ratificó ayer su asamblea". La "Constitución catalana" del nuevo Reagrupament, que por cierto han redactado en catalán y en inglés -será para facilitar su lectura en EEUU, quizá, o porque ya la recibieron así- circunscribe los deberes de los catalanes a "defender Catalunya" y "contribuir al sostenimiento económico" del nuevo Estado. Nada de complejidades con estas cosas de las libertades públicas. Eso sí, mucho orden público y mucha "defensa nacional". Así por ejemplo sabemos que si Reagrupament se sale con la suya Catalunya tendrá ejército propio, Guardia Nacional y una organización de reservistas prestos a acudir a la llamada de la Patria en peligro. Lo de la Guardia Nacional debe ser que en Langley debieron tomar como modelo pra redactarla la constitución de Alabama o de Texas, y no cayeron en la cuenta de que en Europa las Guardias Nacionales nunca se han llevado y resultan una moda sospechosa de "vínculo trasantlántico". Sí son más de la tierra los somatenes de voluntarios reservistas; Primo de Rivera padre los convirtió en verdaderos cazadores de rojos en los años veinte por toda la Catalunya interior. Un verdadero éxito, al decir del empresariado rural de la época.
De economía por cierto el Reagrupament no habla, aunque desde sus tiempos en ERC es bien conocida la predilección del señor Carretero y resto de la compaña por el libérrimo mercado y sus delicias. No olvidemos que los escisionistas que acompañaron a Joan Carretero en su salida de ERC se situaban muy a la derecha de las posiciones de ese partido, que no es precisamente de ultraizquierda por más que finjan creerlo así en el Partido Popular.
La guinda de este pastelito la constituirá muy probablemente el señor Laporta como candidato de Reagrupament a la presidencia de la Generalitat de Catalunya. Ya saben, el mismo Laporta cuyo cuñado y colaborador en la "seguridad" del FC Barcelona es Alejandro Echevarría, uno de los capitostes de la extrema derecha barcelonesa, y directivo de la Fundación Francisco Franco; quizá es que Laporta pretende reciclar a los de la "dialéctica de los puños y las pistolas" hacia la futura Guardia Nacional catalana, cualquiera sabe.
En resumidas cuentas ese arrapiezo, trepa carente de escrúpulos y sin otra ideología o ambición que no sea el encumbramiento personal que responde al nombre de Joan Laporta, será el candidato que estrelle el invento llamado Reagrupament. Bienvenido sea pues, el señor Laporta.
En la imagen satírica, el señor Carretero nos ordena a los catalanes "reagruparnos o morir". El caso es que el disfraz que luce suena a conocido...