Llego por fin a Raymond Carver. Años en las cosas pendientes.
Relatos maravillosos sobre gentes comunes. Y, de una u otra manera, con un aire de angustia cotidiana, como si algo pendiese de nuestras cabezas, como si fuese a pasar algo. Y todo sin grandes personajes, simplemente entrando en la casa del vecino.
Carver. La leche.
Y yo con estos pelos...