La publicidad oficial de Pegasus en la página de Facebook de la DGT. (Foto: DGT)
En Holanda están ensayando con una pintura que convierte las carreteras en futuristas vías con reflejos fluorescentes. No lo hacen para estar a juego con esa moda del flour que va y viene y vale lo mismo para unos leggins que para un bolso playero. Los holandeses no son dados a las bromas, aunque sí a la playa y al ciclismo, una práctica que también exige pantalones ceñidos y que recibe el apoyo ciudadano con pintadas en el asfalto que nada tienen que ver con la noticia que nos ocupa. Digo que ensaya esta gente del Norte para evitar accidentes, como llevan haciendo desde hace décadas. La red principal de carreteras holandesa es la única del mundo iluminada en su totalidad. Ya sé que el país es pequeño, ya sé que no será sostenible, pero está iluminada, y que no se enteren las bandas dedicadas a robar el cable de cobre.
Leo en Internet que la autopista donde han probado la pintura parece traída de Tron, aquella película un poco aburridilla, pero muy vanguardista que protagonizaba Jeff Bridges y que se estrenó casi hace 32 años (yo estuve allí, pero mejor olvidarlo). La idea tiene su miga porque no es que refleje la luz de los focos. Lo que hace es recargarse por el día con la luz solar (el Sol, ese otro invento) y brillar por la noche para marcar el camino. Los expertos dicen que habrá que investigar más, pero que están en ello.
En España también preocupan los accidentes de tráfico. El Gobierno ha cometido esta Semana Santa el error de fijarse un límite de muertos públicamente y va camino de superarlo. Mi amigo Ignacio diría que hacer estos anuncios es tentar a la mala suerte. El drama de la siniestralidad tiene muchos números pero lo que cuentan son las historias reales, esos maleteros abiertos en las cunetas con las vidas desparramadas. La autoridad ha encontrado, no obstante, la fórmula para estar presente en todos los informativos. La estrella de la televisión se llama Pegasus, un helicóptero-radar que sale a la caza de conductores como si se tratara de rinocerontes en la sabana africana. No sé si es efectivo. Dicen que ha denunciado a más de 1.400 conductores en un año. Yo creo que un agente de la Guardia Civil bien pertrechado, con los pies en la tierra, te alcanza esa cifra en los 20 minutos del bocadillo. Ahora bien, como es método es muy tecnológico y muy aplaudido han puesto uno más y prometen otros cuatro en un abrir y cerrar de ojos. Venga helicópteros, como si esto fuera el comienzo de Black Hawk, derribado. Y ese informe que dice que las carreteras españolas no estaban tan mal desde 1985, al cajón. La solución, como en Holanda, bañar el helicóptero en pintura flourescente.