La pesadilla no termina. Tras el terremoto y tsunami que castigaron a Japón, la central nuclear de Fukushima Daichi se ve seriamente afectada por explosiones e incendios que aumentan el riesgo de una hecatombe atómica.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmo que cuatro de los seis reactores de la central sestan fuera de control. Por las altas temperaturas, el nucleo de los reactores 3 y 4, que contienen plutonio y uranio, respectivamente, están por entrar en fusión, lo que provocaría una mortal contaminación masiva del aire.
Ante esta situación, salió a la luz un cable de Wiki Leaks que señala que, hace dos años, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) alertó de la incapacidad de las plantas nucleares niponas para soportar terremotos mayores a los 7 grados.
Las autoridades ordenaron que otras 28 mil personas, que viven cerca a la central, abandonen sus casas.
Y en el aeropuerto de Tokio se ven largas colas de periodistas extranjeros y miles de personas que quieren irse, pues la nube radioactiva llegaría pronto a la capital.
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En tanto, miles de soldados siguen buscando víctimas del desastre, pero la labor se dificulta por la nieve y el intenso frío, de 5 grados bajo cero en Miyagui y Fukushima.
Mientras, el número oficial de fallecidos es 4,314 y 8,606 desaparecidos, pero la cifra se multiplicaría en los próximos días.
El emperador de Japón, Akihito, en un mensaje a la nación, instó ayudarse “los unos a los otros”.
Los japoneses tratan de “se fuertes” y no llorar, pues consideran que si derraman lagrimas estarían mostrado sus emociones negativas, con lo que se ofendería a los demás.