Cerrando 2024: el método, la efectividad y el futuro

Después de casi un año sin publicar en este blog, me pregunto si aún queda alguien al otro lado. Y, aunque probablemente la respuesta sea que no, siento la necesidad de cerrar este año escribiendo algo. No por obligación externa, sino porque este espacio siempre ha sido una forma de compartir reflexiones importantes.

Empezaré con algo obvio, pero que siempre sorprende: ¡cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando publiqué el post de enero. Aquel en el que daba por iniciada la etapa OPTIMA3®. Mi propósito entonces era claro: dejar atrás la emoción inicial del lanzamiento y trabajar para que el método encontrara su propio ritmo, su velocidad de crucero.

Y lo ha hecho. OPTIMA3® ha logrado convencer a muchas personas. No a todas, por supuesto —¡faltaría más!—, pero como sabiamente nos dijo nuestra editora: «si no tienes haters, no eres nadie». Hoy me sigue sorprendiendo recibir mensajes de personas desconocidas que han leído el libro y piden más. Hay algo en esos mensajes que me llena de energía, especialmente cuando llegan de personas que no buscaban soluciones concretas, pero que encontraron en el libro algo que les hizo clic, algo que transformó su forma de enfrentarse al día a día.

Estos mensajes me hacen reflexionar: ¿cómo podemos lograr que más personas descubran la efectividad personal? No hablo de marketing ni de posicionar OPTIMA3® como la solución a todos los problemas, sino de concienciar sobre una realidad que a menudo ignoramos: hemos perdido nuestro bienestar personal. Y recuperar ese bienestar pasa, en gran medida, por desarrollar una competencia que muchos subestiman: la efectividad personal.

Cuando pienso en la vida de tantas personas, me viene a la mente la imagen de un bullet hell, ese tipo de videojuego en el que debes esquivar balas constantemente. La pantalla se llena de proyectiles hasta el punto de que apenas puedes ver el camino. Así viven muchas personas: reaccionando, esquivando, sobreviviendo.

Aquí es donde la efectividad personal puede marcar la diferencia. No se trata de trabajar más ni de hacerlo más rápido, sino de detenerse, pensar y decidir qué es lo realmente importante. Sin embargo, esta idea choca contra una excusa que escucho demasiado a menudo: «no tengo tiempo».

Esa frase no solo la pronuncian personas individuales; también la repiten organizaciones que buscan soluciones rápidas. La formación exprés de «gestión del tiempo» de unas horas, la herramienta de colaboración de moda o la última app milagrosa parecen ser el recurso preferido. Pero estas soluciones son como un ibuprofeno en plena gripe: alivian temporalmente, pero no resuelven el problema de fondo.

Este cortoplacismo es frustrante, lo admito. Hay días en los que resulta tentador abandonar, pero seguimos adelante. Porque creemos profundamente en la efectividad personal como una mejora sostenible y alcanzable.

Podríamos habernos subido al tren de las tendencias: inteligencia artificial, herramientas digitales híper conectadas o cualquier otra corriente más llamativa. No obstante, no lo hemos hecho. Nos mantenemos fieles a lo que sabemos que funciona.

Fruto de esta convicción, en marzo lanzaremos el segundo libro de nuestra trilogía: Planifica tu éxito con una mente extendida. Es el siguiente paso tras Recupera tu vida con una mente extendida, y está pensado para profundizar aún más en cómo desarrollar esta competencia tan necesaria. Queremos que esté al alcance de quienes decidan apostar por mejorar su efectividad personal. Si son diez personas, perfecto. Si son diez mil, mejor.

En lo personal, seré breve. Al 2025 solo le pido que sea como este 2024. Este año ha sido un punto de inflexión para mí. He alcanzado un equilibrio notable en lo físico, lo mental y lo emocional. No hay ninguna área en la que destaque de manera extraordinaria, pero el balance general es excelente.

Este equilibrio es el terreno fértil en el que sé que florecerán grandes cosas. No necesito una lista de objetivos para el próximo año porque confío plenamente en que sabré centrarme en las cosas correctas y hacerlas bien.

Gracias por llegar hasta aquí. Si estás leyendo esto, todavía queda alguien al otro lado. Y eso, créeme, lo valoro más de lo que puedo expresar.

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