Es el hombre del verano, es el hombre que se ha puesto de moda, porque ha nacido para controlar, el hombre por el que todas las señoritas casaderas suspiran y me imagino que todos los señoritos casaderos también, al que por algún motivo ignorado, en los medios, se conoce por César Cabo, porque se han comido el apellido de su padre Álvarez, que se ve que es un apellido de poco lustre en esto de los controles, cuando para mí es el mejor apellido del mundo, ya que es el mi madre (Mira que si somos familia.....).
Le pasa a este chico, como al tomate "que estaba tan tranquilo en su mata y viene el hombre y lo mete en una lata", a él no lo han metido en una lata, pero lo han metido en todas las noticias, habladas, escritas o escuchadas, por ser el portavoz de los controladores aéreos, que se pusieron en huelga velada, con bajas simuladas (o eso dicen), cuando les tocaron sus ,millonarios, sueldos, como a todos los funcionarios, incluso a los que ganan tan solo 1000€ y que tienen una familia que mantener.
Yo, del conflicto de este oficio, de dirigir aviones, no entiendo, pero César, está causando furor en los platós de TV, cuando aparece, produciendo taquicardias, y pensamientos "impuros" entre las asistentes (supongo que entre algún asistente también), que suspiran ante su tipazo, esa barbita descuidada "muy cuidada" y esos ojos azules, que quizás heredó de su madre, descendiente de esos Celtas que allá por el año 1800 a.C, llegaron a Galicia y no de vacaciones precisamente, pero eso ya es otra historia.
Tiene a las redes sociales revueltas, claro que estas se revuelven con cualquier cosa, y le han creado un club de fans y el no oculta, que tiene un "físico agradable" y le gusta que le adulen, que le saquen en la tele y hablen de él, porque aunque diga "soy el antifamoso por naturaleza", el ser famoso no parece disgustarle, ya que está pensando en cambiar de aires, dejando los aviones a un lado, para que los controlen otros y el colocarse de presentador en algún programa de viajes, que es algo que le encantaría.
Pues no sé , César, cambiar el pastón fijo que ganas por controlar aviones y perder el placer de hacerle sudar la gota gorda a Pepiño Blanco, por un futuro incierto de un programa de TV cultural, que si fuera el Sálvame, o cualquier otro basura, podías triunfar de colaborador, pero los programas serios, muy pero que muy poca gente los ve, así que... ¡allá tú!
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