Primera parte: El teatro.
Segunda parte: Llegada a Hollywood.
Tercera parte: El Nacimiento de Charlot.
En su época casi nadie entendió porque Chaplin realizó Una Mujer de París. Hoy, muchos siguen sin entenderlo. Pero me atrevería a afirmar que, para entender la obra de Chaplin, hay que entender el punto de inflexión que supuso ésta película.
En la tercera parte, Chaplin había formado su propia productora junto a Mary Pickford, Douglas Fairbanks y David W. Griffith, la United Artist. Así pues, Una Mujer de París es la primera película que Chaplin realiza para su productora, quizás porque antes no le habían dejado. Le llevó diez años y setenta films realizar la película que soñaba desde que era adolescente y trabajaba la pantomima en la Karno.
Las productoras para las que había trabajado hasta entonces no se hubiesen arriesgado nunca a financiar una película donde no apareciera Charlot. Y, aunque Chaplin ya intentara realizar una tragedia en La Vida, dentro de la Essanay, ésta no pasó de ser un intento frustrado bien intencionado. Una vez que el dinero que se arriesgaba a perder era el propio, Chaplin se puso manos a la obra.
El rodaje de Una Mujer de París se prolongó durante 9 meses y costó 800.000 dólares.
Para que os hagáis una idea de lo asimilada y madurada que Chaplin tenía la idea de hacer esta tragedia, os diré que la película se filmó sin guión. Y no por falta de preparación, pues ya sabemos que Chaplin era un perfeccionista casi enfermizo, sino porque tenía el argumento estaba tan bien asimilado en su cabeza, que cualquier guión, en vez de ayudar, hubiera entorpecido el rodaje.
Y, al trabajar sin guión, Chaplin rodó todas las escenas de la película de forma consecutiva. Lo que quiere decir que si, por ejemplo, la escena número 2 y la número 6 se suceden en la misma habitación, no se rodarán seguidas (como se hace siempre por cuestiones económicas) sino que se haría la 2, 3, 4, 5 y después se volverá a la 6. Este método es mucho más caro, pero más efectivo para entender la historia, sobre todo si se trabaja sin guión.
Una Mujer de París nos cuenta la historia de Marie Saint-Clair, (Edna Purviance) una joven que vive con su tiránico padre y que mantiene un romance imposible con su amado, Jean Millet (Carl Miller). Los padres de Jean también se oponen a la relación de su hijo con Marie. Así que Jean y Marie deciden fugarse a París y casarse. Planes de futuro que se ven obligados a llevar a cabo antes de tiempo cuando el padre de Marie no deja a su hija entrar en casa una noche.
Jean lleva a Marie a casa de sus padres. El padre de Jean no transige en su decisión y expulsa a Marie de la casa. Los amantes se dirigen a la estación de tren para coger el primer tren que salga hacia París. Una vez allí, Jean vuelve a su casa para recoger algunos efectos personales, dejando a Marie en la estación con la promesa de que volverá pronto. Pero una vez en su casa, el padre de Jean muere de repente. Marie llama a casa de Jean desde la estación, pero una confusión y la llamada del médico a la puerta en el momento preciso hacen que Marie cuelgue el teléfono creyendo que Jean no ha cumplido con su promesa de irse con ella y se marcha sola a París.
El tren llega a la estación. Las luces de la ventanilla iluminan intermitentemente la figura de Marie. Se detienen, la mujer sale de la pantalla, los reflejos luminosos se ponen de nuevo en marcha y pasan. Marie se ha ido sola. Esta elipsis cinematográfica, la primera, cambió el concepto del cine. Esta escena la filmó uno de los mayores maestros de fotografía del cine, Rollie Totheroh, el cameraman de Chaplin por excelencia.
"Para ahorrar los gastos de filmación de un tren francés recorté las aperturas y representé las ventanillas del tren en un marco que luego expuse debajo de un potente foco. La luz en el rostro de Marie parece el reflejo de las luces del tren que llega. Hice el efecto en tan solo ocho tomas." (Rollie Totheroh)
Una vez instalada en París, Marie se convierte en la cortesana de un rico ocioso, Pierre Revel (Adolphe Menjou)Debido a una cadena de casualidades, Marie y Jean vuelven a encontrarse. Jean es pintor y vive en un modesto piso en París con su madre. Marie, al ver que son pobres, le encarga un retrato a Jean. Ambos vuelven a enamorarse, pero la madre de Jean vuelve a oponerse al matrimonio. Antes no la quería por ser pobre y ahora no la quiere por ser rica pero cortesana.Aparece retratado en el cine por primera vez el carácter tiránico y egoísta de los padres.
La inspiración para Una Mujer de París vino de tres mujeres: Edna Purviance, Peggy Hopkins Joyce y Pola Negri.
La película fue una recompensa para Edna Purviance tras más de 10 años de trabajo y más de 35 películas junto a Chaplin.
Edna Purviance tenía tan sólo 28 años, pero en aquella época ya se le consideraba mayor para seguir siendo actriz de comedia. Chaplin, preocupado por ésto, quiso lanzarla como estrella dramática y la hizo protagonista absoluta de la película. Por desgracia, no lo consiguió y Edna Purviance no volvió a aparecer en el cine. Eso si, Chaplin se lo compensó con creces pasándole una pensión durante toda su vida.
Peggy Hopkins Joyce fue una chica Zigfield. Era la ambiciosa hija de un barbero de Virginia que hizo carrera casándose con cuatro multimillonarios de forma consecutiva. Por ella se acuñó el término "cazafortunas".
En 1922 decidió convertirse en una nueva estrella y visita a Chaplin en su estudio. Estaba decidida a convertir a Chaplin en su quinto marido. Desde luego, subestimó la inteligencia de Chaplin, que la utilizó a ella durante una semana para crear el personaje de Marie Saint-Clair y adiós muy buenas.
Pola Negri, era otro ejemplo viviente de mundana sofisticada del que se sirvió Chaplin para realizar el personaje de Marie. Su romance con Pola Negri comenzó cuando Chaplin estaba terminando de escribir la obra y finalizó tres dias después del rodaje, ¿casualidad?
Una Mujer de Paris se estrenó el uno de octubre de 1923.
Mientras los espectadores hacían cola en el cine se les repartieron unos panfletos, una carta del propio Chaplin en la que escribió lo siguiente:
"Mientras esperan, seguramente podré hacerles una confidencia. He pensado que la gente quería más realismo en el cine, con una historia que tenga un final lógico. Me gustaría saber su opinión, pues los que hacemos películas no la conocemos, solo intentamos adivinarla...
... Si fracaso en mi intento de divertirles, sólo será mi culpa. Sin embargo, me gustó hacerla y espero que les guste verla. Atentamente, Charles Chaplin."
Se disculpa con los espectadores antes de que entren al cine a ver la película. Es consciente de que lo que ha hecho no es lo que el público quiere, lo que espera de él, que es la comedia, y no la tragedia.
Y cuando la película comienza aún sigue advirtiendo al público:
El realismo al que se refería Chaplin es la clave para definir Una Mujer de París. Si hay una palabra que define esta obra magna del cine, esa es Realismo.
Chaplin creó, aunque muchos no lo entendieran en su momento, un nuevo estilo de comedia de costumbres y un nuevo estilo de actuación.
Los gestos de los personajes de Chaplin no eran producto de la casualidad. Cada gesto de Charlot, por pequeño que fuera, son fruto de la observación que Chaplin hizo del ser humano, de individuos concretos.
Chaplin aplicó su propio estudio del comportamiento humano esta vez a un drama serio mostrando los entresijos del corazón y la mente de los personajes a través de acciones y expresiones. Y lo hizo no a través de la actuación exagerada típica del cine mudo, sino a través de actuaciones mucho más sutiles.
"He notado que hombres y mujeres intentan ocultar sus emociones en vez de expresarlas y ese fue el método que usé para ser lo más realista posible" (Chaplin)
"Quería expresar los límites de la expresividad que había experimentado en 8 años de cine: la variedad, sutileza y complejidad de los sentimientos y motivaciones que el cine enseñaba" (Chaplin)
Fijaos en esta escena. Minuto 4:50. Una masajista está dando un masaje a Marie. Entonces llega una de las amigas ricas de Marie y le cuenta como su otra amiga, la tercera en discordia, estuvo cenando el día anterior con el amante de Marie. Por las expresiones de la masajista sabemos lo que le está contando la amiga de Marie a ésta y lo que la masajista piensa de ella. Un director mediocre hubiera hecho que la masajista empezara a exagerar el masaje, a hacerlo más violento, pero Chaplin simplemente dejó que la masajista hiciera su trabajo y expresara sus sentimientos a través de la mirada.
La escena de la masajista es la transmutación de la pantomima. No hace falta ser exagerado para que la gente capte la idea.
En el vídeo también se puede ver como Totheroh utilizó los fundidos en negro entre escenas que se suponen ocurren simultáneamente, como si de un libro de ilustraciones se tratara.
Según Adolphe Menjou, Chaplin no dejó de repetir un lema durante todo el rodaje del film: "No hay que ir de divo."
El realismo de la película también se nos muestra, aparte de en las interpretaciones, en las características de los personajes. No hay buenos y malos. Se nos muestra el lado bueno y el lado malo de cada personaje. Una escena que me parece magistral y que describe lo que digo es la siguiente: Marie le pide a Jean que le haga un retrato. Para ello elije un vestido plateado y un sombrero sobrecargado. Jean le pide que no vea el retrato hasta que no esté acabado. Cuando Marie lo destapa, descubre que no la ha pintado con el traje plateado ni el sombrero de plumas, sino con un vestido negro y un sombrero muy humilde, la ropa que llevaba la noche en que los dos iban a fugarse juntos a Paris. Es la manera en que Jean le dice algo así como "Si, ahora eres rica y tienes dinero, pero no olvides quien fuiste. Así es como te recuerdo y como te quiero."
Otra escena magistral es aquella en la que Marie le reprocha a su amante rico que ella también quiere ser madre, tener marido e hijos. Entonces, Pierre se asoma a la venta y hace que Marie también se asome. Por la calle está pasando una mujer con tres hijos famélicos y un marido que no le hace caso ni a ella ni a los niños. Chaplin nos vuelve a mostrar la otra cara de la realidad, en este caso, la realidad de la maternidad. La maternidad puede ser maravillosa, pero también puede suceder que no puedas dar de comer a tus hijos. Y eso, también es maternidad.
Una Mujer en París se estrenó el 1 de octubre de 1923 en el Lyric Theatre de Londres. Fue un fracaso de crítica y público. Sólo unos pocos directores de cine, compañeros de profesión, entendieron lo que Chaplin quiso decir con Una Mujer en París.
Chaplin se prepara para leer las críticas tras el estreno.
Quince estados de Estados Unidos prohíben la película por inmoral. Justo lo que Chaplin criticaba en Una Mujer en París, es lo que sucedió con la película, porque Una Mujer en París fue el duodécimo titulo que Chaplin pensó para ésta. El primero fue, agárrense: La Opinión Pública. La fuerza que persigue a los personajes durante toda la película: el prejuicio, la ceguera, la rutina y la incomprensión de la gente: la opinión pública. La misma incomprensión de los que censuraron la película porque pensaron que ensalzaba a una mujer inmoral, la amante, la cortesana.
La opinión pública que en Estados Unidos puede llegar a ser implacable.
A pesar de que Chaplin ambientó la película en París para que los moralistas americanos no vieran que su película era un ataque directo hacia su puritana y mojigata sociedad, no funcionó. Por el contrario, en el viejo continente si tuvo éxito. Si no mucho, al menos más éxito que en Estados Unidos.
Una Mujer en París es, aún hoy, la obra menos conocida de Chaplin, simplemente porque Chaplin no actúa en ella. Y, sin embargo, es su obra más madura y realista. Si hay dos películas clave en la filmografía de Chaplin, esas son El Chico y Una Mujer de París. La primera por ser la primera película de Charlot (el actor) y la segunda por ser la primera película de Chaplin (el autor).
Una Mujer de París abrió las puertas de lo que serían las películas de Chaplin a partir de aquí: tragedias. Tragedias que hacen reír porque las vive Charlot y están contadas con el sistema cómico de Chaplin, pero tragedias al fin y al cabo: el drama de los buscadores de oro y aquellas expediciones suicidas en La Quimera del Oro, el drama de la industrialización en Tiempos Modernos, el drama de la Segunda Guerra Mundial y los estados totalitarios en El Gran Dictador...
En Una Mujer de París, sin el resorte cómico, con su propia mirada social y su particular crítica mordaz y aguda, la realidad y la autenticidad entran definitivamente en la obra de Chaplin. A partir de aquí, Charlot acepta la vida real.
Con 86 años, junto a Eric James, Chaplin, creó y grabó una nueva música original para Una Mujer de París. Fue lo último que hizo profesionalmente. Cerró un ciclo, dejó guapa, antes de irse, a la película de la que sentía más orgulloso.
Chaplin mostrándo a los actores lo que tenían que hacer, antes de grabar.
En la parte número cinco: Charles Chaplin. La Quimera del Oro.
Un abrazo,
Bruja Truca.