Título original: Child of God
Año: 2013
Duración: 104 min.
País:
Estados Unidos Estados Unidos
Director: James Franco
Guión: Vince Jolivette, James Franco (Novela: Cormac McCarthy)
Música: Aaron Embry
Fotografía: Christina Voros
Reparto: Scott Haze, James Franco, Tim Blake Nelson, Jim Parrack, Fallon Goodson, Jeremy Ambler, Ciera Danielle, Vince Jolivette, Brian Lally, Nina Ljeti, Terrance Huff, Wade Williams, Boyd Smith, Bradley Wayne James, Elena McGhee
Productora: RabbitBandini Productions / Made In Film-Land / Well Go USA Entertainment
Lester Ballard (Scott Haze), un hombre violento que se va a vivir completamente solo a una cueva en las montañas de Tennessee.
James Franco, el popular actor que se dio a conocer con su papel de Harry Hosborn en Spiderman de Sam Raimi, es también un cineasta al que no le importa demasiado hacer films de corte independiente y provocadores.
Mediante el acoso sexual, lo escatologico y la necrofilia, el cineasta busca provocar al espectador, aunque, en el espectador curtido no lo consigue en su totalidad.
El film se divide en dos tramos y requiere una especial paciencia por parte del espectador. En el primer tramo se nos presenta al personaje de forma paulatina, pero sus quehaceres y fechorías en el bosque, no van más allá de robar gallinas en graneros ajenos. En cambio, en el segundo tramo la cosa va in crescendo, y es cuando el film se pone interesante y más tenso, recuperando la desidia del primer tramo.
James Franco que ha escrito el guión junto a Vince Jolivette, productor ejecutivo de Spring Breakers (film en que James Franco hacía un papel controvertido y alejado de otros de sus papeles más comerciales) adaptan la novela de Cormac McCarthy. La película se divide en tres actos y se nos presenta como un western moderno con una premisa de candente actualidad, los desahucios. Aunque más que una denuncia sobre el tema, es una secuencia inicial para justificar que su protagonista se vaya a las montañas a vivir.
La histriónica pero brillante interpretación de Scott Haze en el papel de Llester Ballard, que todo el peso del film recae sobre él, nos deja ver el lado oscuro del ser humano. Una interpretación con la que te mantienes en la distancia, pues no consigues identificarte con él al 100%, lo cual no le resta mérito a su papel.
El montaje es cortante y los fundidos a negro se dan en numerosas ocasiones, no lo comento de forma negativa, pero le da a la película un ritmo más pausado de lo habitual. Algunas subtramas quedan sin solución para el espectador, aunque no es indispensable su solución. El motivo de éstas, son meramente justificantes de cómo la maldad crece de forma exponencial en el personaje.
La voz que narra la propia historia, desvela poco a poco algunos aspectos de la infancia de Ballard, detalles que no son cruciales para el desarrollo de la trama, pero ayudan a justificar su comportamiento que desemboca en un trastorno mental y emocional.
La banda sonora compuesta por Aaron Embry, compositor que debuta en Child of God con un score muy acorde a la temática y escenarios presentados en la película. Mayormente compuesta por guitarras acústicas, banjos y ukeleles, es una banda sonora poco recurrente. La mayor parte del film se mantiene el sonido ambiental, que de alguna forma ejerce de banda sonora, producido por un extraño eco, casi onírico, que narra la historia en pasado, el cual se va diluyendo a medida que la misma parece situarse en el presente.
El desenlace recuerda vagamente a The Descent fusionado con Ravenous, dos referentes que no inciden argumentalmente en la película, pero sí visualmente. Y ya como curiosidad altamente bizarra, los auténticos fans del terror, veremos en ella un guiño a Maniac de William Lustig, remakeada en 2012 por Franck Khalfoun.
Puntuación
Publicado por
Machete
en
sábado, octubre 04, 2014
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Machete
Ayer era un hombre decente viviendo una vida decente. Ahora es un brutal salvaje que debe masacrar para mantenerse vivo.