Chile debutó ganándole a Australia sin sobrarle nada más que goles y dejando muchas alertas.
Desde los primeros minutos se asomó el porvenir del partido. Chile empezó a jugar, a tocar y a triangular, con alguna imprecisión, y Australia decidido a presionar lejos, parecía no alcanzarle la defensa para cubrir los espacios que los chilenos empezaban a generar entreteniendo el juego por un costado para poner mano a mano a algún jugador por el otro lado.
Australia replegándose cada vez más ante los ataques de Chile que al perder la pelota ejercía una presión constante hasta recuperar.
Expuestas las formas, la incógnita era saber si Chile encontraría la eficacia ofensiva para resultado de la presión y el buen juego, y hasta cuándo iba a poder aguantar el ritmo vertiginoso que proponía.
Las respuestas llegaron enseguida, Chile encuentra el primer gol cuando Australia se defendía cada vez más cerca de su arco. Llegaría el segundo tras una excelente jugada de Aléxis que define, como los dioses, Valdivia, el |10|.
Todo parecía tranquilo para el conjunto ahueonao, pero a los treinta minutos se vio una merma en lo físico, y Australia recuperó metros.
Tanto que tras alguna insinuación previa, alcanza el descuento ante una defensa chilena sin reacción. Después llegarían otras oportunidades, y Chile rogaba por el final del primer tiempo.
El segundo tiempo empezó igual, pero con Australia más lúcido para terminar las jugadas, Bresciano comandaba cada peligroso ataque, la defensa chilena retrocediendo en exceso, dejando hacer, y se puso más Bravo el asunto.
Los volantes chilenos se veían exhaustos demasiado temprano, cada vez más imprecisiones de todo el equipo, y cada vez con menos posibilidades de llegar al arco australiano. Llegaron entonces los cambios, Gutiérrez entró por Vidal que salió enfurecido, y Valdivia, extenuado, tras haber tenido momentos (pocos) de excelencia, dejó su lugar a Beausejour, pero Australia estaba agrandadísimo y cada centro al área era un peligro inconmensurable ya que Cahil estaba al acecho y ganaba todo.
Los últimos diez fueron con Chile y el poto dentro del área chica, buscando ganar tiempo, y con Australia empujando sin claridad, protestando cada fallo arbitral, los dos al ritmo del agotamiento. Ingresó Pinilla por el esforzado y poco abastecido Vargas.
El marcador no varió hasta minutos de descuento cuando Beausejour encuentra un remate desde afuera del área y termina definiendo el partido, pero las alertas físicas y de imprecisión todavía hacen sentir su resuello en la nuca de Sampaoli. Si el entusiasmo torpe de Australia pone en aprietos a la roja, qué esperar de Holanda y de España. Aún, lo bueno de Chile es para no perder la esperanza.
Como novedad mencionar a Mark Bresciano que jugando contra los obstáculos que algunos de los compañeros le impusieron, fue el jugador de Australia con más lucidez. También señalar la interesante labor del Iniesta chileno: Marcelo Díaz, quien sigue teniendo buenas actuaciones y fue figura del equipo.