Se trata de un cabrito lechal o chivo, procedente de Canillas de Aceituno, una localidad de la zona de la Axarquía malagueña donde se elabora a fuego lento, en un horno alimentado con leña de olivo, que hoy podemos disfrutar con facilidad, como os cuento ahora mismo.
Los chivos de canillas son cabritos lechales con un mes de vida, alimentados solamente por la leche de sus madres y criados en los alrededores del Parque Natural de Sierra Tejeda. Todo esto hace que el animal tenga una carne tierna con unas caracterísitcas organolépticas impresionantes. Tras asarlo durante tres horas, se introduce en bolsas de vacío y se envasa en paquetes de dos piezas, una paletilla y una pierna con 1 kg y medio de peso, permitiendo que los consumidores puedan disfrutarlo simplemente calentándolo. Esto lo hace muy interesante, tanto para los particulares como para los profesionales de la restauración que pueden regenerar el producto en poco tiempo dejándolo listo para el servicio. Os enseño el proceso. Abrimos la caja... (Por cierto, viene en una excelente presentación, perfectamente válida para hacer un regalo) Dentro encontramos el producto, bien etiquetado con todas las indicaciones de los productos utilizados. Además, el producto es absolutamente libre de gluten y en su preparación, envasado y conservación no se usan aditivos ni conservantes. Además, en la caja viene un folleto con las instrucciones para su regeneración y un código QR o Bidi para descargar si queremos un vídeo de cómo hacerlo correctamente. Dentro, la caja contiene dos piezas. En este caso os enseño como hacer la paletilla que viene en su bolsa con el aceite utilizado, los ajitos, etc. Para poder dejarlo como recién hecho, lo primero que hay que hacer es sumergir la bolsa hermética en un baño de agua caliente, para que las grasas se atemperen. Después de unos diez minutos en agua caliente, sacamos la bolsa, la abrimos y volcamos su contenido en una fuente apta para horno. El aspecto del chivo es ya impresionante. A continuación podemos calentarlo en el microondas durante unos cuatro minutos, o mejor, darle un toque de horno (precalentado) de unos diez minutos y aprovechar para dorarlo a nuestro gusto. En los restaurantes, esta operación se hace directamente en la salamandra. Para acompañar, he preparado unas patatas paja y un poco de ensalada de lechuga y tomate, para desengrasar, y listo para disfrutar. Si os apetece, el estuche contiene dos cuartos de chivo, uno delantero o paletilla y otro trasero o pierna, de unos 650-700 gr cada uno, que permiten dar de comer a 4 personas, dos por cada pieza. Si estáis interesados, podéis adquirir esta maravilla en su web. Además están buscando distribuidor para la zona centro, así que si conocéis a quién pueda distribuirlo a profesionales, enviadme un correo electrónico o dejadme vuestro mail en los comentarios y os pongo en contacto con ellos. Entre tanto, os recomiendo probar esta maravilla, el Chivo de Canillas, un manjar a descubrir porque en cuanto lo probéis, no se os olvidará su maravilloso sabor. Sed felices,