
Sonia es una joven normal que se aburre soberanamente en su puesto de becaria. Navega por internet un poco sin rumbo hasta acabar en un foro literario. Allí conoce a quien se hace llamar Knut y comienza con él una relación epistolar que se va complicando poco a poco. Porque Knut ejerce de -más o menos- nini culto, y tiene a bien robar permanentemente libros que ordenadamente va enviando al Sonia a cambio de los gastos de envío, con el fin de mantener vivas sus obsesiones literarias.
Dice Ana Rodríguez Fisher en El Pais que evoca los laberintos carcelarios de Piranessi y la asfixia del subsuelo dostoieskiano. Glups. “Igual é moito”, diría mi abuela. Hay soltura y eficacia narrativa, una historia interesante y talento sin duda. Pero algo falta. De hecho, hace un mes que lo he terminado y recuerdo perfectamente trazos de la historia, pero el final ya se me ha borrado.