Un grupo de científicos de la Universidad de Yale, lograron mantener con vida el cerebro de cerdos, sin que este estuviera conectado a sus cuerpos.
¿De que estamos hablando?
En una conferencia impartida en el Instituto Nacional de Salud de USA, el neurocientífico Nenad Sestan de la Universidad de Yale, revelo que realizaron con éxito el experimento en 200 cerdos, el cual mantuvo sus cerebros vivos hasta 36 horas después de haber sido decapitados.
¿Qué procedimiento se empleó?
El procedimiento que aplicaron fue; extraer la cabeza de los animales y bombearla con sangre artificial utilizando un sistema de nombre BrainEx rica en oxígeno a través de las áreas necesarias para mantener al órgano vivo.
¿Cual es el objetivo de esto?
ElDr. Nenad Sestan, quien dirigió la operación, describió como un resultado “alucinante e inesperado”, haber visto que miles de millones de células en el cerebro estaban vivas y sanas.
Al mantener vivo el cerebro, puede ser estudiados de forma que contribuyan a nuevos avances, lo que podría conducir a una mejora radical de nuestra comprensión del órgano. De acuerdo a los investigadores, su intención es crear un atlas completo de las conexiones entre las células del cerebro, una tarea que nunca se ha realizado hasta ahora.
Los constantes avances que se generen gracias a este estudio de vida servirán para examinar enfermedades neurológicas que hasta la fecha son imposibles de abordar sin diseccionar un cerebro.
Al respecto el profesor Sestan y otros 16 científicos publicaron un editorial en la revista Nature, en donde afirmanla necesidad de establecer directrices éticas para la investigación del tejido cerebral.
¿Y las cuestiones éticas?
Sestan indicó que es concebible que los cerebros puedan mantenerse vivos indefinidamente y que se pueda intentar restablecer la conciencia, aunque por ahora no lo harán debido a que “es un territorio desconocido”.
Los científicos explican que tras la decapitación se agregaron sustancias químicas para prevenir la hinchazón, algo que posiblemente inhibió la conciencia. Por ello, otros expertos se preguntan si es posible que un cerebro “piense” sin un cuerpo, aunque Sestan afirma que definitivamente, los cerdos no vivían ni pensaban.
Otro punto importante tiene que ver con la ética, pensando en realizar el mismo procedimiento en humanos. Si los científicos determinan que la actividad cerebral puede continuar fuera del cuerpo, el cuestionamiento se relaciona a lo ilegal de mantener a alguien vivo en una condición de privación sensorial sin su consentimiento.
No se trata del primer intento relacionado al tema: En 1928, investigadores soviéticos cortaron la cabeza de un perro y la mantuvieron parcialmente viva conectando vasos sanguíneos clave a una máquina de circulación artificial. Y en 1993, un investigador de la Universidad de Nueva York mantuvo vivo un cerebro de cobayo en un líquido especial durante varios días.