Revista Cocina
Ya han pasado tres días desde que te fuiste, pero tu ausencia es tan terriblemente desgarradora que no tengo fuerzas para sentarme a escribir ni una palabra.
El 24 de febrero perdí a mi maravilloso padre y, por eso, os explico la razón de la falta de entradas durante una temporada para empezar a elaborar mi duelo.
Queridos seguidores, amigos, visitantes ocasionales y todos los que llegáis aquí por casualidad: este blog nació con la idea de compartir con todos vosotros mis recetas, gustos, inquietudes culinarias y demás "ralladas" que se me pasan por la cabeza y que tenéis la gentileza de leer.
Mis padres han sido los artífices de mi afición por la mesa. Mi madre por ser la mejor cocinera del mundo (aunque sea una exageración, para mi lo es) y mi padre por educarme el gusto llevándome a comer (con toda la familia, durante toda la vida) y comprando los mejores productos para que todos en casa los conociéramos y degustáramos.
No os creáis que era de gustos siempre exquisitos. Podía disfrutar desde la sencillez de unos huevos fritos hasta la austeridad de unas sopas de ajo, pasando por una generosa bandeja de nécoras -su marisco preferido y siempre hembras, claro-, siguiendo con los excelsos judiones de La Granja -su pueblo y el de mi madre- y acabando con sus postres favoritos, dígase arroz con leche, torrijas, flan o leche frita.
Todas estas recetas hasta llegar a casi 600 las podéis encontrar aquí, en Las recetas de Martuka. ¡¡Con qué orgullo presumías del blog de cocina de tu hija!!! Aquí seguirán, siempre a vuestra disposición, pero ahora tengo que retirarme durante un tiempo.
No me gustaría que dejarais de escribir comentarios, que tanto me agradan y me ayudan a mejorar. Yo continuaré leyendo todo lo que me digáis.
Gracias por vuestra calidez y comprensión,
Martuka