No sé si sabéis cómo inicié este blog:
Mi marido es informático y como todas las carreras esta tampoco deja de correr. Trabajando en la misma empresa prácticamente desde que terminó sus estudios, un día se dio cuenta de que se había quedado obsoleto y quiso actualizarse. Volvió a estudiar por su cuenta paralelamente a su trabajo y se metió en el mundo de la programación de páginas web.
Le surgió un pequeño contratiempo: no tenía un caso real al que aplicar su creatividad y todo lo que había aprendido.
Yo hacía tiempo que quería ordenar las recetas que tenía por cualquier cajón y de cualquier modo, empezando por las de la familia y siguiendo por todas las que durante años había recopilado sin una finalidad concreta, algunas veces sin llegarlas a cocinar jamás.
Por otra parte, hacía poco que me había comprado una cámara Reflex y un objetivo buenísimo para hacer primeros planos (recuerdo que había dejado de fumar e iba metiendo en un bote el dinero que no me gastaba en tabaco, hasta que tuve suficiente para comprarme este capricho que no es nada barato)… blanco y en botella!
Lo siguiente que recuerdo es pasarme horas escribiendo, cocinando y fotografiando, para armar un blog de cocina sin ningún otro ánimo nada más que el de realizar en una sola actividad las 3 cosas que desde siempre más me habían gustado.
Invertí tiempo en aprender a manejar un programa de retoque de imágenes para poder disfrutar creando mis propias cabeceras de entrada.
Poco a poco fui inventando mi afición particular y puse mi alma en cada palabra, en cada receta, en cada fotografía. Mi marido ya tenía un caso real y descubrió que le encantaba hacer aquello, así que amplió su horizonte profesional y creó su propia marca: tentured.
La última página a la que ha dedicado su empeño y su tiempo ha sido para mí: palomaalos.com. Desde aquí mi reconocimiento a su trabajo y mi agradecimiento por su apoyo y por el cariño con el que ha trabajado cada rincón de mi web.
Y esa «aventura» a la que yo dedicaba mi tiempo, empezó a crecer con vuestros comentarios, vuestras sugerencias, vuestra presencia nunca visible pero sí tangible a todas luces.
Yo no revisaba las visitas al blog, ni la acogida en redes de mis recetas, no era consciente del alcance que tenía, hasta que mi marido un buen día (en pleno apogeo del blog, claro) me dijo que había alcanzado los 20.000 seguidores…
¡Dios mío!! ¿veinte mil personas me leen de media al mes?
Cuando yo me sentaba a escribir era una introspección. Me servía de reflexión sobre mis propias vivencias; era como una revisión que me ofrecía poner en orden pensamientos y que sacaba sentimientos que de otro modo hubieran permanecido agazapados sin salir. Este blog fue mi válvula de escape cuando falleció primero mi madre y años después mi padre, cuando perdí alguna amiga, cuando me enfadaba con el mundo… Me permitía recordar aquellas cosas que me emocionan y las personas que han pasado o que aún permanecen en mi vida; inicialmente no era importante si alguien lo leía o no, porque las recetas (que también hacía con mucho cariño) eran una excusa para plasmar mi creatividad, para encontrarme a mí misma, reconocerme, redescubrirme.
Pero fue público desde el primer momento y eso hizo crecer una comunidad donde hemos comentado, aprendido y compartido en un sentido bidireccional. Por lo tanto desde el principio este blog es de tod@s los que habéis entrado tanto sea solo como espectadores como participantes.
He recibido infinidad de comentarios. Contabilizados solo en el blog (los de redes sociales son imposibles de contabilizar), hay alrededor de 3.000.
He recibido cariño, apoyo, ilusión, ideas… he abierto las puertas de mi corazón y vosotr@s me habéis permitido entrar en vuestra vida y también en vuestro hogar… Y quiero daros las GRACIAS por haber compartido casi 10 años de mi día a día. Y Gracias especialmente a las personas que habéis querido contactar personalmente conmigo: este blog me ha dado nuevas grandes amistades.
Últimamente no escribía nada ya por aquí. Todo mi tiempo lo he estado invirtiendo en mi nuevo proyecto… Pero me quedan mil recetas y mil ideas más, a las que tengo intención de ir dando forma poco a poco en una nueva interfaz.
Una vez alguien me preguntó: ¿Cuántas recetas tienes?
Yo le dije: Todas las que sea capaz de imaginar…
La vida sigue y -como no puede ser de otra manera- he evolucionado con ella. Durante estos años, además de pasar un cáncer que -como sabéis- le dio la vuelta a mi vida, he seguido estudiando (dietética, macrobiótica, microbiota intestinal…), he seguido investigando y aprendiendo.
Me he ido dando cuenta de muchas cosas: Sabía hacer recetas muy buenas, pero no tenía en cuenta si podían ser adecuadas para que una persona mayor con dificultad de deglutir pudiera alimentarse con ellas; tenía en mi haber cócteles fantásticos de mi tradición familiar más cercana, cuyo modo de elaboración divulgué sin pensar en la toxicidad que podía suponer el alcohol; explicaba platos supuestamente saludables solo por ser veganos, cuando todavía no sabía por ejemplo que las semillas de lino o las de chía no deben someterse a altas temperaturas porque al contener omega 3, cambian y se convierten en grasas trans, por lo que serían tóxicas…
Creo que mi interés cambió y me centré en entender mejor para poder aprovechar una herramienta tan valiosa como es alimentarse adecuadamente.
Hoy vuelvo de nuevo, cerrando definitivamente esta etapa y abriendo una nueva donde volver a compartir con nuevos puntos de vista, más empatía y la misma ilusión que he tenido siempre.
Dentro de unos meses, daré de baja el dominio de «eltercerbrazo.com» y ya nadie podremos volver a entrar en este sitio.
Os invito a entrar a mi nueva página para seguir creando y crecer junt@s.
Y también os pido que -si os gusta- os suscribáis. Podéis acceder a ella a través de este enlace: palomaalos.com.
GRACIAS POR HABER ESTADO SIEMPRE A MI LADO. GRACIAS POR LEERME. GRACIAS POR HABER CONTRIBUIDO A LA EXISTENCIA DE ESTE BLOG.
HASTA SIEMPRE!
Paloma