Nos seduce por su aspecto, nos maravilla por su sabor y, sin embargo, lo mantenemos casi siempre a distancia por temor a que nos haga ganar peso. El chocolate nos enamora desde bien pequeños y su mala fama no esta siempre justificada. De hecho, hay estudios que aseguran que en las antiguas civilizaciones aztecas se empleaban como un elemento curativo. Y es que se ha demostrado que los flavonoides del cacao sirven como excelentes antioxidantes y también como protectores de nuestra salud cardiovascular. Quizá sea la hora de mirar al chocolate con otros ojos más amables, como lo ha hecho el cine a lo largo de la mayor parte de su historia.
Como una caja de bombones
«La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar», nos aseguraba Tom Hanks en una de las escenas más emblemáticas de Forrest Gump (1994). No es, ni mucho menos, la única película en la que se exhibían bombones. Lo cierto es que hemos visto a numerosas estrellas de la pantalla degustar chocolate ya fuera en forma de bombón, hecho a la taza o en forma de suculenta tarta.
Una de las primeras películas en la que el chocolate adoptaba un cierto protagonismo fue la producción muda The Drive for Life (1909), que contenía una escena de gran suspense en la que una joven iba a tomar un bombón envenenado mientras el protagonista tenía que llegar a tiempo para impedírselo. El cine mostraba así que el chocolate dejaba en ocasiones un sabor amargo. Y seguiría haciéndolo en otras muchas ocasiones. Por ejemplo, en una disparatada escena de la comedia Duplex (2003), podíamos ver cómo una anciana estaba a punto de morir al atragantarse con un bombón. Muy a su pesar, Ben Stiller lograba salvarla practicándola la respiración boca a boca.
Fábricas de chocolate
Pero quizá la primera película que se consagró por entero al universo del chocolate fue Un mundo de fantasía (1971), de Mel Stuart, primera adaptación de la famosa novela de Roald Dahl Charlie y la fábrica de chocolate.

En Un mundo de fantasía, el cómico Gene Wilder tuvo la oportunidad de interpretar al personaje de Willy Wonka. Sin embargo, ni su actuación ni la película en general obtuvieron demasiado éxito. Mucha mayor fortuna tendría años después Tim Burton con su película Charlie y la fábrica de chocolate (2005). Pese a presentar una historia idéntica, la mejora de los efectos especiales y el magnetismo de un acertado Johnny Depp como Willy Wonka consiguieron que la película tuviera mucha mayor aceptación.
Un lago para comérselo

La magia del chocolate
La fábrica de Willy Wonka es la más famosa de la historia del cine, aunque también hemos tenido la oportunidad de conocer otras, como la de Chocolates Müller, dirigida por esa manipuladora mujer que interpretaba Isabelle Huppert en la película de Claude Chabrol Gracias por el chocolate (2000).
Además de su dulce hechizo, han sido varios los cineastas que nos han querido mostrar el potencial mágico del chocolate. Si ya lo había sugerido Alfonso Arau en Como agua para chocolate (1992), esa deliciosa historia de amor y gastronomía basada en la novela de Laura Esquivel, desde luego quien lo confirmó fue Lasse Hallström con esa dulce comedia romántica llamada Chocolat (2000). Inspirada en la novela de Joanne Harris, la película nos narraba la historia de Vianne, una singular mujer que revoluciona la vida de un pequeño pueblo de la campiña francesa cuando abre una chocolatería cuyos productos tienen un toque mágico que ayudan a los vecinos a solucionar sus problemas.
