Revista Cine
Hay algo fascinante y maravilloso en ser cinéfilo
Hay algo patético y enfermizo también.
Alberto Fuguet / Apuntes Autistas
¿Qué te hace cinéfilo, que te distinguen de las multitudes y masas de gente que también ven películas, van al cine y compran DVD`s para pasar los domingos?
La Real Academia Española lo resuelve fácil: cinéfilo (la). 1. adj. Aficionado al cine.
La definición es simple, corta, nada muy elaborado o confuso. Alguien que le gusta el cine, punto. Sin embargo, a mucha gente le gusta el cine, como la música, o la pintura, los besos o los amaneceres. Debe haber algo mas que caracterice a esta gente que se hace llamar cinéfilo.
Un cinéfilo no ve películas como un entretenimiento esporádico, ver películas es un gesto, un impulso cotidiano. Como lo será para otros ver fútbol o jugar cartas, beber los viernes o bailar los sábados por la noche. Un cinéfilo ve películas si es posible a diario, no importa que tenga ocho hijos, cuatro nietos o una esposa. No importa que tenga dos trabajos y un amante, el cine ocupa un lugar especial en su vida, ocupa “un lugar”, esta allí, al alcance de la mano, como un hábito.
La gente “normal” ve películas, les gusta el cine sin afanes, sin exageraciones, con autocontrol y sin delirios, los cinéfilos ven películas para constatar que la vida sigue siendo como ellos se la imaginan, como se cuenta en las historias de la pantalla grande. Creen que Pacino, Julia Roberts, Chabrol, Pedro Infante, Maria Félix, Buñuel, Arturo de Córdova o cualquiera que sean sus actores o directores favoritos son sus amigos, que los conoce, quizás un poco mas que a la gente de carne y hueso de la “realidad”.
Se enamoran de un actor, actriz o director en particular, deciden hacerse “fan” (si es que eso puede decidirse) para rendirle tributo siguiéndolos en cada proyecto de su carrera. Es como si les dieran ganas de profundizar en ella “estudiando” todos y cada uno de sus trabajos.
Tal como ocurre, cuando conoces a alguien que te gusta, quieres seguirlo frecuentando, y lo haces si te lo permiten, si el afecto es mutuo. El cinéfilo piensa que con los personajes cinematográficos es más fácil, no tienes que consultarlo con nadie. Simplemente te dedicas a “conocerlo mejor”, a profundizar un gusto. ¿Cómo?, viendo sus películas. Con el cine el voyeurismo es una constante permisible.
A pesar de su adhesión incondicional a las fantasías en ocho milímetros, un cinéfilo, no rehúye la vida, la adorna, la decora con las historias y personajes que encuentra en su periplo, lleno de magia, también de manías, que lo deslindan de la realidad paradójicamente haciéndolos conscientes de ella.
No vive para ver, lo que ve le sirve para vivir.