Cinerama Presents: It´s a Cult – El Rey de Nueva York

Cinerama Presents: Its a cult…por César del Campo de Acuña.

Dirección: Abel Ferrara.
País: Estados Unidos.
Año: 1990.
Duración: 103 minutos.
Género: Crimen. Thriller.
Reparto principal: Christopher Walken, David Caruso, Laurence Fishburne, Victor Argo, Wesley Snipes, Janet Julian, Joey Chin, Giancarlo Esposito, Steve Buscemi y Theresa Randle.
Guión: Nicholas St. John.
Música: Joe Delia.
Fotografía: Bojan Bazelli.
Montaje: Anthony Redman.
Diseño de producción: Alex Tavoularis.
Dirección artística: Stephanie Ziemer.
Estreno en Estados Unidos: 28 de septiembre de 1990.
Estreno en Italia: 6 de septiembre de 1991.

Bow to the king

Hace ya muchos años, durante una etapa de mi vida en la que adquiría películas a granel, me hice sin querer con una cinta con el sugerente titulo de El Rey de Nueva York. La sobresaliente edición especial de Verus Entertainment no mostraba en la parte posterior de la carátula ni un solo fotograma del film pero si decía: “Christopher Walken encabeza este ultra-violento drama de guerras callejeras” y para mí, en ese momento, eso era una invitación a comprar cualquier cosa que pululara por la sección dedicada al cine del centro comercial de turno. Por aquel entonces, como creo que ya comente cuando les hable de ese bodrio que es Mátalos suavemente (Andrew Dominik – 2012), devoraba cualquier obra (fuese literaria o cinemtografica) que tuviera que ver con el mundo del hampa y es por eso, solo por eso que me lleve a casa esta autentica joyita de culto. Siendo absolutamente sinceros, la primera vez que la visione me pareció un rollazo de tres pares de narices, pero pasados los años decidí darle otra oportunidad y no pude terminar más complacido. Por otro lado, no me tirare el rollo diciéndoles que me conozco de Pa a Pe la filmografía de Abel Ferrara y que El Rey de Nueva York es uno de mis recuerdos más nítidos de videoclub ya que hasta que compre esta peli no sabía ni que existían.

Como todo en esta vida, solo puedes aprender a base de experiencia y tras ver mucho cine (de todo tipo) y bucear en la carrera de Ferrara (en la que tenemos películas exploitation tan recomendables como El asesino del taladro (1979), Ángel de venganza (1981), Ciudad del crimen (1984) o films como Teniente corrupto (1992)) ya podía tener una opinión personal nítida sobre El Rey de Nueva York. En un principio, como ya les dije antes, me pareció un rollo infumable de 103 minutos de duración, pero tras un segundo visionado me adentre en la particular personalidad de Frank White, un gangster con ínfulas de Robin Hood, interpretado por un Christopher Walken estupendo al que le dan las replicas un memorable (por lo peculiar) y jovencísimo Laurence Fishburne, unos poco curtidos David Caruso y Wesley Snipes y un sobrio Victor Argo (uno de esos actores que merecen más reconocimiento del que tienen). El resto del reparto (Giancarlo Esposito, Janet Julian y el resto de anecdóticos) cumple sobradamente ante las cámaras en una película que estética y visualmente es el canto de cines de los 80 más recargados a la par que el puente entre esos primeros e indecisos 90.

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En si la trama no es algo que no nos suene de producciones similares. Frank White es un gangster recién salido de prisión decidido a recuperar su imperio tras reunirse con su banda. Más allá de la violencia y las drogas, White tiene la intención de dejar un legado y se marca como objetivo construir un hospital en una de las zonas más deprimidas de la ciudad, Harlem. El único modo de ganar el suficiente dinero como para ver su sueño hecho realidad su sueño (y dejar un recuerdo más amable que un montón de bolsas para cadáveres) es destruir de la manera más brutal y expeditiva posible a aquellos criminales que le quieran pisar con el fin de quedarse con sus beneficios de la venta de narcóticos (la curiosa moral de White le lleva a no traficar con personas o a explotarlas sexualmente como si hacen algunos de sus competidores). La violenta guerra de bandas trae de cabeza al departamento de policía que hara todo lo que pueda por pararle los pies a Frank White aunque eso implique saltarse la ley con el fin de aplicar justicia. Y ahí es donde esta la clave de la película, White no cree en la ley ni en los que la representan, el cree en la justicia y en pagar sus deudas, ya que cree que, aunque su trabajo es duro (ser juez, jurado y verdugo) alguien tiene que hacerlo.

Pero no se preocupen, no me voy a poner exquisito lanzándoles una perorata de explicaciones morales sobre el mensaje/significado de la obra de Abel Ferrara. Si es cierto que esta ahí, pero gracias a ese aire explotation, a una orgánica y viscosa violencia, a una estética visual tan particular y a una labor de narración equilibrada es por lo que esta cinta se ha convertido con el paso de los años en una autentica película de culto. Es más, incluso me atrevo a decir que ejemplifica a la perfección que es una obra de culto; en un principio fue masacrada por critica y publico y años más tarde ha ido sumando adeptos que no solo la disfrutan, sino que además la defienden a capa y espada como una buena película muy por encima del subproducto y del simple recuerdo de videoclub. El Rey de Nueva York no es una obra maestra (su trama es simple y sus metáforas son algo burdas) pero es visualmente hipnótica, terriblemente entretenida (una vez te dejas llevar por su antiguamente descarnada violencia y sexualidad) y tiene ese algo especial que convierte sus pros y contras en un todo memorable. El cine de culto se define con obras como esta y Abel Ferrara lo sabía.

Curiosidades

Si se preguntan por que destaque en la ficha técnica el estreno de la película en Italia, se debe a que la cinta fue producida por Silvio Berlusconi a través del productor Jay Julien y otros intermediarios italianos.
En un principio Laurence Fishburne interpretaría a Thomas Flanagan y James Russo daría vida a Jimmy Jump. Russo termino declinando el papel lo que llevo a Fishburne a rogar insistentemente a Ferrara para hacer una audición para Jimmy Jump. Fishburne finalmente se salio con la suya y apareció el día de la audición tal y como lo vemos en el film. A Ferrara no le hizo falta más y le dio automáticamente el papel.
La escena que abre la película (en la que Frank White sale de la cárcel) fue filmada parcialmente en la mundialmente famosa penitenciaria de Sing Sing (aunque curiosamente Ferrara se opuso) siendo la primera vez en la historia que la prisión se utilizo como localización en un film.
Abel Ferrara declaro en su momento que Wesley Snipes vivía en su coche en el momento en el la película se filmó. Supuestamente David Caruso convenció al director y a la productora Mary Kane para que contrataran a su buen amigo Snipes.
La película se filmo en 40 días sin la necesidad de que el equipo pasara más de un día en cada localización.
El corte original de la película llegaba casi a las dos horas de duración y tuvo que ser editada para evitar la calificación X.
Durante la premiere de la película, en el New York Film Festival, muchas de las personas asistentes al pase, incluida la mujer de Abel Ferrara, abandonaron la sala. En la rueda de prensa posterior la pregunta que abrió la cita fue la siguiente: “Esta película es una abominación. ¿Por qué no le están dando las ganancias a algún programa de rehabilitación de drogas?”.
En la segunda proyección de la película Laurence Fishburne y Wesley Snipes fueron abucheados fuera del escenario.
El director Abel Ferrara y el guionista Nicholas St. John trabajaron durante 5 años en el guión de la película por lo que se permitió muy poca improvisación en el set.
El famoso cantante The Notorious B.I.G uso el apodo Frank White en muchas de sus canciones.