Revista 100% Verde
Cuando llegaba o salía de casa, lo que más me llamaba la atención, era esa panda, la panda de las señoras de la aldea, las alegres mujeres de mayor edad, que sin dudarlo, cada día hiciese sol o lloviese, salían a caminar con toda su energía.
Conocían el secreto de esa medicina que supone caminar cada día.
Ellas, se reunían y reían, hablaban y descansaban al tiempo que caminaban, sus vidas estaban espléndidas mientras se mantuvieron en el sendero del destino.
Podían disfrutar de aquello sencillo que curaba.
Caminar, simplemente caminar cada día en grata compañía.
Caminar cura por qué alivia, por qué oxigena nuestras venas, fuerza la circulación, provoca el movimiento y el calentamiento de todo nuestro cuerpo.
En definitiva mueve y regenera, la maravillosa máquina humana, además de activar la mente, disolviendo depresiones al compartir experiencias con los compañeras de tales andanzas.
Alegría, sonrisas y lágrimas, todo es medicina para Caminar en grupo, benditas mujeres de la aldea que fueron un gran ejemplo a seguir para los que debemos continuar la tradición.