Hay capitanes y capitanes. Los hay de esos que alzan su calavérica bandera y se enfrentan a cuanta embarcación se acerque a sus dominios, sea cual sea la bravura de la misma. También los hay que los que se navegan por aguas internacionales sus pequeñas embarcaciones sin estorbar ni ser estorbados.
Sin embargo, hay un tercer tipo, una clase de capitanes que temen cañones ajenos, que repliegan sus armas por temor a ser vencido. Albertucho, el sevillano cuya voz rota está cada día más presente en el panorama del rock estatal, es de esta tercera clase, o al menos eso nos dice en sus “Palabras del capitán cobarde“.
Enérgicos inicios tiene esta lista de confesiones con “A ver si me da por pensar”, con una agilidad capaz de hacer que su ritmo se quede en tu tímpano durante una buena temporada, obligándote a tararearlo una mil veces. Toda una declaración de intenciones: Albertucho viene pisando fuerte con un disco cargado de dinamita, que se demuestra también con la melodía calmada pero igualmente pegadiza de “La primavera”, tercer corte del disco.
“Soy lástima, soy carne, soy papel”, reza la que quizá sea la versión “mejorada” o más rockera del tema anterior, “Hoy llueve”, caracterizada por el sonido de una armónica que marca la diferencia respecto a las demás palabras de este capitán cobarde, y que precede a la que puede ser la canción cuya escucha más se complica, “Paraísos” cuya belleza es complicado encontrar.
Albertucho (Imágenes extraídas de www.albertucho.com)
“Después” de todo esto llega nos encontramos de frente con una de las joyas destacables de este álbum, que reinicia sonidos tras el difícil corte anterior, incluyendo en su arrolladora lentitud instrumentos de viento, que harán que la melodía se vuelva aún más melosa, bonita, que hace que incluso consigas olvidar que la voz del sevillano siga sonando.
Tan melosa como “Ojos de ceniza”, que hará que notemos “pinchazos en nuestra almas de faquir” al pensar en los temidos adioses, canción dedicada a esas separaciones, a esos cambios de vida y a esos eternos miedos fruto de la Guerra Civil española, al recuerdo de las personas con las que pudo la guerra años después. Canción creada para cantar en acústico, para erizar pieles de quienes sufrieron todo aquello y aún hoy lo sufren, para erizar las de quienes no lo vivimos pero nos lo imaginamos. Canción creada para despedidas.
Sin embargo, “Dentadura de algodón” crea un nuevo cambio en nuestras sensaciones, al ser la canción más rockera de todo el disco y, sobretodo, al servir de subida de adrenalina para mantener la fuerza que se perdió con las dos anteriores melodías, y para poder seguir con su sucesora.
Y así, “Una niña”, se convierte en la indiscutible protagonista de todo este disco. Perfecta, sevillana cien por cien, magia creada en seis cuerdas punteadas y una voz rasgada con color de nostalgia, de dolor, capaz de arrancar lágrimas hasta en el más gélido corazón, dejándote una desconcertante sensación al descubrir que el rock también hace llorar.
Albertucho
Pero no todo puede ser lágrimas. Y para ello llega “Pura dinamita” que, a pesar de poseer el mismo instrumental, eleva los ánimos para, con su corta duración, servir de presentación a la canción más alegre todo el álbum, “El cuento del que no limpia el fregadero”, un tema canalla, risueño, optimista y, sobretodo, enérgico, tanto que sentirás que son tus propias pilas las que se cargan al máximo en los escasos tres minutos que dura el corte.
“Y estoy a esta puta vida enganchado, si puedo freno los segundos”, confiesa Albertucho en la última perla del disco, “Enganchado”, alegato a la felicidad, a la pena que da que la vida, con todo9 lo bueno que tiene, se esfume tan rápido y, especialmente, a la perfecta ausencia del sentido en todo cuanto nos rodea.
“Que si el barco se hundiera, yo sería el capitán“, tararea una de sus canciones, haciendo alegato a que si este barcho en el que él viaja fuera a irse a pique, lucharía hasta el final, abandonando en último lugar, incluso llegándose a hundir. Pero lo que él no sabe es que, este barco que va capitaneando “cobardemente”, poco a poco, paso a paso, tardará mucho pero que mucho tiempo en hundirse, si es que algún día llega ese momento tan poco probable.
Miriam
Soy una chica leonesa que ha tenido que irse a Valladolid para cumplir su sueño, hacer periodismo. A pesar se ser este mi primer año de carrera, tengo el orgullo de ser colaboradora de Ruta 42. Por lo demás no hay mucho que contar, toco la guitarra, me gusta el rock y devoro todo tipo de literatura, especialmente la poesía.
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