Hoy se estrena en el cine una película que te encantaría ver. Llevas tiempo esperando a que llegue este día, y esta misma mañana estás deseando ir a comprar las entradas para asegurarte un buen sitio en la sala. Sin embargo, toda esa alegría se viene abajo cuando tu pareja no parece tener el más mínimo interés en ir a verla contigo, incluso recriminándote que las películas que te gustan son siempre demasiado aburridas.
Si te suena esta situación o alguna parecida, es posible que estés sufriendo algunos problemas de convivencia con tu chico/a, algo que por otra parte resulta de lo más común en una relación de pareja. No hay nadie en el mundo idéntico a nosotros, por lo que no es de extrañar que, en ocasiones, puedan aparecer roces.
Para mejorar la situación, lo primero es aceptar que el otro es diferente a ti. Así, es normal que tenga algunos gustos o aficiones que no te despierten excesivo interés o que incluso veas absurdos. Por tanto, aunque en un principio no los compartas, trata de esforzarte en entender que a tu pareja sí que pueden resultarle enriquecedores y atractivos.
Por otro lado, sería bueno que hicieras el intento de sacarle el punto positivo a algunas de las cosas que a tu pareja le gustan y a ti no. Es posible que te des cuenta de que no eran tan horribles como imaginabas y llegues a disfrutar con ellas. Además, quizá deberías detenerte a reflexionar si esas aficiones o intereses realmente te desagradan por completo o si simplemente se trata de una respuesta de “equilibrio” de la situación: “no puedo permitir que me gusten sus cosas si a él/ella no le gustan las mías, no sería justo”.
Si te das cuenta, en muchas ocasiones es este el razonamiento que nos mueve a actuar de un modo u otro. En nuestra sociedad, la equidad cobra una especial relevancia en relación con las cosas que hacemos. De esta forma, buscamos siempre compensar y nivelar la balanza entre lo que damos y lo que recibimos, lo cual muchas veces lo hacemos de manera totalmente inconsciente.
Pero entonces, ¿quién empieza dando? Aunque nunca te hayas parado a pensarlo, desde que tu pareja y tú estáis juntos, ha habido una serie de “esfuerzos” por parte de ambos para tratar de beneficiar al otro. Sin embargo, en una discusión por ejemplo, todo esto se olvida y nos centramos únicamente en lo que nuestra pareja “no ha hecho” o “ha hecho mal”.
Es muy importante analizar este punto, pues si verdaderamente empezamos a valorar las cosas que nuestro/a chico/a ha dado por nosotros, quizá empecemos a entender que él/ella también necesita de nuestro apoyo y comprensión.
El éxito completo vendría cuando ninguno de los dos necesitara tomar como referencia actuaciones anteriores para interesarse por las inquietudes del otro. Así es como realmente se lograría una perfecta armonía en una relación: “doy porque quiero dar” Si ambos hiciesen eso, la unión resultante sería de lo más sincera.
foto|photostock