Por estas fechas, y durante más de un mes, se celebra la ruta del cocido madrileño, semanas en las que muchos locales de Madrid ofrecen este plato, dándonos más oportunidades de continuar con nuestra búsqueda de El mejor cocido madrileño. Uno de estos restaurantes es Los Galayos, de los más típicos de la Capital por su ubicación, en plena Plaza Mayor.
Como buen restaurante clásico el servicio es bueno. Aunque hubo algún feo al querer repetir sopa, el trato fue muy profesional. Nos plantarnos allí 13 personas con 4 carritos de bebé y todo fueron facilidades, ayudándonos a subirlos por las escaleras, a colocarlos y todo mientras el maitre nos atendía, una chica nos recogía los abrigos y un camarero nos iba colocando. Una vez en nuestros puestos ese mismo camarero nos ofreció el cocido y un vino de la casa, Azpilicueta Crianza 2.012 (16,5€). Como éramos 10 adultos y tres niños nos dijo que pidiéramos cocido para 10, más dos sopas y una que nos invitaban para así tener para los 13. Todo un detalle.
Mientras esperábamos la comida unos aperitivos de mejillones en lata deliciosos y un detalle viejuno pero que a mi me encanta: pan con mantequilla.
Y llegó el cocido. Acompañado de piparras y tomate con comino. Se servía en dos vuelcos el primero era una sopa un tanto insulsa. Poca sustancia, poca grasa y algo sosa. Los comensales llegaron a comentar que parecía que estaba hecha solo con el jamón y no dentro de un cocido. Uno de los comensales pidió repetir y le trajeron otro cuenco, luego pasaron rápido preguntando si alguien quería más pero unos minutos después otra persona pidió repetir le contestaron "tómate el de esta niña que no se la ha acabado"... este fue el detalle feo. Parecía que le fastidió el momento de pedirlo porque estaban a punto de traer el segundo vuelco.
Este segundo vuelco vino en recipiente de barro y traía los garbanzos, del tipo grande castellano, con un poco de repollo, zanahoria y patata junto con las carnes: morcillo, tocino, jamón, bola, chorizo, morcilla y pollo. Un trozo por persona. Este segundo vuelco provocó cierta decepción, por una parte por ser algo flojo, pero sobretodo por falta de garbanzos. Realmente le faltaba algo de contundencia, era de sabor aceptable pero el hecho de quedarnos sin garbanzos (es la primera vez que nos pasa esto en nuestra ruta) nos dejó un poco decepcionados.
Tan poca contundencia tuvo el cocido que la mayor parte de los comensales pidieron postre. Muy buenos en su mayor parte, desde helados con brownie o sopa de mango, pero que no es habitual cuando vamos de cocido por lo llenos que acabamos. Esto hizo que la cuenta subiera bastante ya que, aunque el cocido es barato (18,75€), los postres, a unos 6 euros, y casi 30 euros por el pan llevó el ticket hasta los 35€ por cabeza.
En definitiva, no está mal el sitio, tiene un trato perfecto y tiene la elegancia de los salones clásicos pero el cocido no está entre los grandes de nuestra lista.