Pues, como suele pasar últimamente, pasamos del calor del verano al frío casi de golpe. ¿Y qué pasa cuando viene el fresquete? correcto! nos vamos de cocido. En este caso en Casa Carola.
Teníamos ganas de visitarles ya que fue de los primeros en Madrid en servir este manjar y, mucho antes de que empezaran a proliferar restaurantes que ofrecen cocido en sus cartas, Casa Carola ya estaba especializado en el garbanzo y su mundo, convirtiéndose en uno de los más famosos... peeeero... la frase "crea fama y échate a dormir" es totalmente aplicable aquí. Paso a contar.
Tienen tanta fama que llenan siempre y al final eso ha traído que los fines de semana haya turnos, lo que no es nada cómodo para comer porque parece que todo va contrarreloj. Eso si, el servicio es perfecto y milimétrico, con toda la parafernalia: babero, copa de cava y unas croquetas de cocido para empezar la comida. También un detalle que a mi me encanta (y que se estila mucho en USA pero no aquí) una jarra de agua con hielo en la mesa, o como viene en la carta: jarrita de agua del Canal de Isabel II con hielos de la misma procedencia.
Tras esto empieza el cocido al centro de tres vuelcos pero servido en dos. Empezamos con la sopa. Sosa. Más que sopa parecía caldo. Sin apenas sabor y nada de fuerza, le faltaba grasa. Venía acompañada de aceite de oliva virgen, salsa de tomate natural con cominos y orégano, cebolletas y piparras. Junto con un cestillo con pan recién horneado.
Y cuando a la sopa le falta grasa lo que viene después suele ser insulso: gabrieles con denominación de origen, de Cabañas de Polendos (Segovia), del tipo castellano, grandes. Venían muy rotos y con poco sabor.
Verduras normalitas, con un repollo muy bueno y el resto sin destacar: patata, zanahoria y puerro.
Las carnes seguían con la media del local. No eran ingredientes de primera y se notaba. Morcillo duro y tuétano reguleras se mezclaban con chorizo muy bueno y morcilla y tocino normalitos.
Para los postres, incluidos en el menú y a elegir, hay desde sorbete de cava, leche frita, flan, helados, o arroz con leche que probamos junto con mousse de chocolate, crema de limón y sorbete de limón. La verdad es que estaban todos bastante bien y eran caseros.
La comida se cierra con cafés y chupitos, también incluidos en el precio del menú que es de 29€. Desde mi punto de vista es un poco caro, aunque sea un menú, ya que hay sitios con mejores cocidos y una materia prima de más calidad por menos precio. Además hay que tener en cuenta que a los niños menores de 8 años les cobran medio menú. La carta de vinos tiene variedad en Denominaciones de Origen y en precios. Nosotros, con el cocido, tomamos un vino "de Madriz" de 2.013 con un precio barato de 12 euros la botella.
En resumen: cocido caro y sin gracia. Comparado con los grandes como Malacatín o El Charolés, este está muy por detrás. Se posiciona dentro de la franja de los cocidos medios pero por la parte baja. Por 29 euros hay muchas mejores opciones en Madrid. Ver ranking