Vamos a hacer un pequeño repaso de la cocina Colombia tras una estancia de dos semanas en Bogotá. La cocina en la capital mezcla preparaciones andinas con sabores urbano-callejeros. En muchas esquinas de la ciudad puedes pararte a tomar un jugo o una empanadilla o una arepa.
Uno de los platos más emblemáticos es el ajiaco, una sopa espesa hecha con pollo, papas y mazorca. Otro plato típico es la "bandeja paisa", que incluye frijoles, arroz, carne molida, chicharrón (torrezno), plátano maduro y huevo, aunque su origen es de la región paisa, se ha vuelto muy popular en Bogotá. Estos dos platos, además de las carnes, fuero de lo que más vimos en la ciudad. Aquí lo normal es comer plato único, o guiso o carne pero todo viene bien acompañado con arroz, patacón , frijoles o aguacate.
Una característica de todos los locales que visitamos es que el servicio es espectacular. El pueblo Colombiano es muy educado en general y la gente de Bogotá, en particular, es muy amable y cariñosa. Esto se nota en todas las personas que te atienden que son muy atentos. Además y esto también influye, la propina estándar es del 10% aunque voluntaria: al ir a pagar te preguntan si la incluyen. Incluso si pagas con tarjeta (que aceptan en todas partes y para cualquier importe).
La visita fue corta así que no probamos mucho pero no perdimos tiempo y fuimos al grano.
El primer día visitamos Andrés Carne de Res. Uno de los locales de moda. Tan de moda que un lunes a las 7 de la tarde, lloviendo a cántaros ya no había sitio y nos tuvimos que sentar en barra. Visitamos el local del Barrio Rosa y es obligatorio reservar. El sitio está pensado para la gente joven, música, perfomance y una amplísima carta de bebidas y cócteles acompañan página y páginas de platos para probar. Como era nuestra primera experiencia colombiana elegimos los platos más tradicionales: empanada cachaca (de carne de res), papa criolla (pequeñísimas patatas cocidas y aliñadas muy ricas), patacón de Hogao rojo (plátano machacado y frito, un plato que aquí no me convence y allí está mucho más bueno). De principales un ajiaco, un sopa de pollo, varios tipos de papa, hierbas huascas y maíz, muy densa y espesa. Es casi como un plato único. También un plato de frijoles que venía con carne molida, chicharrones, chorizo antioqueño, plátano maduro, arroz blanco, arepa, aguacate y hogao. La cena fue muy abundante pero fue un primer encuentro con la comida de allí increible. Acompañamos la comida con un par de cervezas Club Colombia y la cena para dos fue de 160.000 pesos, que al cambio son unos 35€.
El segundo día fuimos a La Candelaria una de las zonas de visita obligatoria. En esta preciosa calle hay varios locales muy típicos y nos metimos en La puerta de la tradición. En este caso íbamos tres personas y probamos el ajiaco, sancocho (otro guiso tipo sopa espesa con costillas, yuca y patacón) y un lomo plancha. Los tomamos con un par de jugos de coco y una panela que es como un te frio y pagamos 32€ para tres.
Al terminar nos subimos a la Plaza del Chorro Quevedo a tomar Chicha una bebida con base de maiz fermentado, con azúcar y alcohol. Se puede mezclar con frutas para dar sabor pero la tradicional, sin nada, está buenísima. Salimos del barrio por la calle del Embudo de fachadas pintadas y buen cierre de la comida.
Siguiente parada Montserrate, la montaña más famosa de la ciudad. Se puede subir en teleférico o con funicular. En su cumbre, además de la iglesia, un restaurante lujoso y una galería llena de locales de cocina tradicional. El sitio es imprescindible las vistas son impresionantes: a un lado la ciudad y sus 8 millones de habitantes y al otro la jungla. El contraste te deja boquiabierto. Hay un restaurante bastante lujoso junto a la iglesia y en la zona más alta un pasaje de puestecitos con productos típicos (hoja de coca, hormigas culonas, etc.) hay muchos locales de comida Colombiana así que tocó parada y elegimos uno al azar porque eran todos muy parecidos. La comida en estos locales no es tan buena, no es tampoco barata y solo merece la pena porque estás donde estás y por lo que se ve por las ventanas. Comimos un par de bandejas paisa, el plato estrella y que aún no habíamos podido probar y aunque no era el mejor de la ciudad estaba bastante bueno. Otro compañero pidió la pechuga asada y lo acompañamos todo con 3 jugos. El precio fue de 35 euros.
Los últimos días, por trabajo, los pasamos cerca de calle 90. Allí la cocina es más moderna. El primer día comimos en el Mercado de Chico, un lugar del tipo los mercados gastronómicos de aquí: varias barras con cocina peruana, colombiana, asiática. Optamos por la opción de carne en Grilla y probamos varias piezas de carne. Allí las preparan al tipo argentino, muy hechas y con mucho sabor a parrilla. Estaban muybuenas y al precio estándar que estábamos pagando siempre, 35€ por los 3.
Acabamos nuestro viaje en La Parrilla Boyacense de la 93, aprovechando para tomar el último lomo del viaje con unos chorizos criollos y chicharrones. Este local merece mención de lo bueno que estaba todo.
Y con esto se acabó. El viaje fue rápido. La ciudad no tiene mucho que visitar pero lo que hay está muy bien. La cocina es una mezcla de sabores en cada plato. No se si pasas mucho más tiempo allí si podrías acabar cansado de los guisos de papas o de los condimentos que rodean cada plato ya que son siempre los mismos: patacón, aguacate, arroz o frijoles. Pero desde luego comimos de muerte.