Después de un tiempo sin cocinar en el blog, aprovechamos que estamos en
Carnaval (
Entroido como decimos por aquí) para elaborar un postre típico que para mi es el preferido de estas fechas y que, junto con las
filloas,
chulas, buñuelos, flores y rosquillas, son las grandes protagonistas de estos días: Las
Orejas de Carnaval.
- 250 g de harina
- 50 g de mantequilla
- 100 ml de agua tibia
- 60 g de azúcar glas
- 1 huevo
- Ralladura de limón
- Esencia o bien un chorrito de anís
- Una pizca de sal
Aproximadamente, unos 40 minutos, sin contar el tiempo de reposo de la masa.
No mucha, aunque
la clave es que la masa nos quede fina y crujiente.
Vamos a empezar mezclando todos los ingredientes hasta obtener una masa homogénea, elástica y manejable. Una vez hecho esto,
dejamos reposar una hora.
A continuación llega el
quiz de la cuestión: estirar la masa, ya que no se trata sólo de darle forma de oreja de cerdo, sino de que quede lo más fina posible para que luego las orejas nos salgan crujientes.
Un truco: Para evitar que la masa se nos pegue (lo hará, seguro) podemos utilizar aceite de oliva en el rodillo y en la superficie de trabajo.
Una vez que les hemos dado forma, vamos friendo las orejas en una sartén con
aceite muy caliente, preferiblemente de girasol. A continuación se retiran y se dejan escurrir sobre papel de cocina y se espolvorean con azúcar glas.
Una
sugerencia de degustación: Si has conseguido unas orejas finas y crujientes, sólo queda acompañarlas de un café de sobremesa en buena compañía, verás como están deliciosas. ¡Buen provecho!.