Cada vez son más las empresas que deciden impulsar la participación de sus directivos en proyectos solidarios de ámbito internacional. Se trata de una iniciativa que, en la mayoría de los casos, redunda en un mejor estilo de liderazgo y capacidad de gestión. Según los resultados de una investigación de Esade publicada en el Journal Academy of Management Learning and Education y que se centra en el impacto de la participación en proyectos humanitarios internacionales para directivos de grandes firmas mundiales, la participación en programas solidarios de los directivos, donde se enfrentan cara a cara con problemas reales de personas desfavorecidas, les permite desarrollar numerosas cualidades a nivel personal y profesional que redundan en una mejora de su trabajo diario. Algunas de ellas son:
- Adquieren experiencia de trabajo en equipo. Además, mejoran su habilidad para adaptar sus conocimientos a áreas de trabajo distintas a las que afrontan a diario en su oficina.
- Transforman su estilo de gestión. Adoptan un punto de vista más amplio y global en el proceso de toma de decisiones.
- Mejoran sus habilidades como líderes de un equipo. Desarrollan una mayor conciencia de sus propios prejuicios y aprenden a posponer sus juicios.
- Se vuelven más conscientes de la importancia que tienen las relaciones humanas. Los principales cambios en su actitud son una mayor responsabilidad en materia social, además de adoptar una postura más empática, respetuosa y tolerante con los empleados que están a su cargo.
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