Revista Cine
Director: Nacho Vigalondo
Esta escena es lo mejor que "American Gods" ha hecho, especialmente la entrada de Gillian Anderson y ese extraño monólogo suyo interrumpido por la llegada de Mr. World, luego de lo cual la escena sigue siendo absolutamente genial pero no tan, TAN genial como hasta ese punto. Lo que más me gustó fue el potente y deslumbrante despliegue lynchiano, esa apabullante mezcla de surrealismo y sentido del humor, el exquisito uso de la banda sonora, y cómo no, esos tres grandiosos y magníficos planos que siguen luego del "Happy birthday, mister President": Anderson deslizándose en la oscuridad, Ian McShane hipnotizado ante sus movimientos (con esos ojos más intensamente verdes que nunca), los pies levitando... Uff... En cualquier caso, "American Gods" se está poniendo bastante buena, y es que lo que más me gusta es todo este rollo de los nuevos dioses peleando con los viejos, la representación que recibe cada cual, todo esto me parece sensacional. ¿El episodio dedicado a la esposa de Shadow Moon? Francamente no me interesa tanto la vida personal de estos personajes; como dije, prefiero las intrigas entre deidades y que Shadow se preocupe más de qué demonios tendrá que hacer (además de ver su cara de espanto ante cada nuevo nivel divino en el que se adentra) que de su complicada vida mundana. Oh, y cómo no dejarse atrapar por las secuencias que nos introducen a los dioses (o seres mitológicos de todas partes del mundo) que aún no han tenido una participación más directa en la trama. Espero que los tres episodios que quedan sean una apabullante y grotesca patada en los testículos, oh sí, baby... Y para cerrar esto: "American Gods" es, perdonen lo injusta y puede que errada "comparación", como una "Legion" (que se cree muy lista con su montaje caótico y altamente estilizada estética) pero con pelotas, actitud y cerebro; o, mejor, díganlo al revés: "Legion" es como un "American Gods" pero sin pelotas, actitud ni cerebro; es un dulcecito hecho para epatar a la galería, nada más.
Ahora, por favor, hablemos de "Colossal", la última ocurrencia del gran Nacho Vigalondo.
Siempre he pensado que si, por alguna u otra razón, uno se siente bajoneado o desanimado, una de las mejores cosas que puede hacer es ponerse a ver los cortos dirigidos por el buen Nacho Vigalondo, uno de los directores más refrescantes e ingeniosos, con más imaginación, autenticidad y talento del panorama cinematográfico actual; ciertamente, uno de los más humildes, honestos y apasionados, pero sobre todo inquieto e hiperactivo, arriesgado y atrevido, siempre en la búsqueda de un nuevo reto fílmico que afrontar, siempre buscando formas de romper barreras y subvertir maneras, de inventar vueltas de tuerca sin jamás dejar de pensar en grande, de lograr tanto con tan poco. El tipo es una verdadera inspiración. Puede que no haya inventando nada, pero esa no sería su gracia; su gracia es ser capaz de hallar perspectivas no antes vistas, de sorprenderte con algo aparentemente gastado y archiconocido. "Una lección de cine" es una maravilla de tres minutos sobre cómo crear, sostener, manejar y estirar el suspenso y la expectación dramática. "Domingo" es un ejemplo del uso del fuera de campo (y con gran sentido del humor, además, una constante marca de la casa). Pero Vigalondo no sólo se muestra como un hábil y ágil conocedor y desmontador de géneros, ya saben, un narrador cómodo (no lo mismo que acomodaticio y convencional) transitando entre los límites de cada tipo de relato y narrativa, sino que también es dueño de una cosmovisión la mar de interesante y atractiva, la cual queda plasmada, por ejemplo (creo yo), en "Tres relatos de ciencia ficción" y "Marisa". Y bueno, el tipo además ha hecho "Código 7" y la magnífica "7:35 de la mañana". A todas luces es un gran cortometrajista. A propósito, por acá comentamos en su momento "Open Windows", que me pareció una gran idea resuelta notablemente, pero que por desgracia se enredaba demasiado por el final; con un guión más simple o sencillo, esa película habría sido un indiscutible bombazo.
Y bueno, la premisa de "Colossal", por si no la conocen, es de lo más alocada: un buen día aparece un monstruo gigante en Seúl y otro buen día una tipa interpretada por Anne Hathaway se da cuenta de que puede controlar a este monstruo desde su pueblo natal en Estados Unidos. No diré mucho de la película salvo que es una genial idea genialmente desarrollada. El giro es que "Colossal" es más bien un brillante estudio de personajes, sumidos en crisis personales (aunque, en esto me refiero a uno en particular, ser un pedazo de imbécil no lo llamaría tener una crisis de identidad), con conflictos sutilmente tratados que poco a poco escalan (jo, jo) con inusitada fuerza y ferocidad. "Colossal" es un gran ejemplo del fuera de campo y de la expectación, pero no se equivoquen, porque, insisto, Vigalondo traza personajes creíbles y coherentes (te caigan bien o no) con problemas creíbles y coherentes, y aunque por un momento pueda parecer una simpática comedia romántica, es desde luego una certera crítica social, toda una doña patada en los testículos a los imbéciles del mundo. No es nada filosófico o existencial, pero oye, el tipo retrata bastante bien al común de mortales que habitan este planeta cada vez más tóxico, y la lección es la siguiente: nunca se traguen esa pose de "buen tipo" que tienen algunos, usualmente nunca es verdadera; sirve para hacerse el lindo por las redes sociales (donde babean con este tipo de modelos), pero llegado el momento de la verdad son auténticos hijos de puta. En la universidad está lleno de ellos.
¿Y qué pasa con el monstruo gigante en Corea? Divertido y fabuloso, y habría quedado mejor sin explicaciones; Vigalondo instala esta delirante premisa de manera tan natural y veloz que uno no cuestiona su verosimilitud por muy loca que parezca, por eso lo innecesario de la explicación. Pero tampoco me voy a quejar gran cosa al respecto, miren que he disfrutado de lo lindo con esta película, incapaz de agotarse o repetirse a sí misma; al contrario, creo que se sorprenderán de los rumbos que toma. Además Anne Hathaway está sensacional y qué quieren que les diga, "Colossal" es entretenimiento de calidad hecho con pasión y cariño... y con contenido, claro.
Simplemente hay que agradecer que existan directores como Nacho Vigalondo. ¡No te mueras nunca, Nacho!