Hey, amigos de Barzin, aquí hay algo para vosotros: lo que sucede entre “Love Ain’t Enough” y “Come In The Water“, en el último disco de The Barr Brothers, sólo puede ser calificado de extraordinario. Claro que digo Barzin, como podría haber dicho Wilco con arpa, que es exactamente a lo que suena la pista que culmina ese intervalo de magia. Ni si quiera es necesario que te gusten Jeff Tweedy y los suyos, en realidad: esta es una canción de esas que -uno aún cree en las generalidades- deberían gustarle a todo el mundo.
He descubierto a los canadienses The Barr Brothers gracias a mi cuñado: podría ser el típico plasta que la vida ha puesto a tu lado, con esa sempiterna cara -yo sé lo que me digo- de tunotienesniputaideadefútbol, o el hombre bien intencionado pero aburrido que tiene toda la intención del mundo de pasarse la cena de nochebuena hablando de por qué va a votar a Podemos (“Por qué deberías votarles tú también” sería el título más adecuado para su disertación), pero, mira, yo tengo esta suerte: mi cuñado es un tío estupendo que aprovecha que vive con su familia en los E.E.U.U. para descubrirme discos casi igual de estupendos que él.
El caso es que los de Montreal (hablo de The Barr Brothers: los que piensen que sigo hablando de mi cuñado tienen un suspenso en geografía) andan ahora por su segundo disco, después de un álbum homónimo que en 2011 recibió todo tipo de alabanzas y hasta nominaciones a los premios Juno y Polaris; el de este 2014 se llama “Sleeping Operator” y ahonda en todas las virtudes de su predecesor, acercando a oídos más hechos al pop, como los mios, las cálidas frecuencias de la americana.
Y qué disco, señores: lo que han hecho Brad Barr (voz y principal responsable de las letras), Sarah Page (inestimable arpista), Andrew Barr (baterista y segundo de los hermanos que da el nombre al grupo) y el multi-instrumentista Andres Vial quizás se desinfla un poquito en su tramo final, pero el nivelazo que luce en su conjunto no está al alcance de todo el mundo. Entre esas trece canciones hay sitio para mil y una formas de tradición (del blues del Delta al folk más frondoso), tan honestas como engañosamente inmediatas: es en la escucha paciente y reiterada donde uno descubre los mil y un detalles con que se han construido las canciones (unas notas de xilófono ahí, unos vientos estratégicamente colocados allá… incluso algunos instrumentos africanos se dejan escuchar) y se manifiesta su verdadera dimensión. Hay una terrible complejidad bajo la aparente facilidad con que esos temas crecen hacia arriba como robustos árboles, y es la que traslucen los frágiles arpegios de “Even The Darkness Has Arms“, o el pop empapado en soul de “Love Isn’t Enough” (sus estrofas explican, ellas solitas, que The War On Drugs les hayan fichado como teloneros en algunos de los conciertos de su gira). Los hermanos Barr saben de música un rato, y no convencen tirando de guitarrazo o del cuatro por cuatro, sino con un apabullante control de lo minúsculo, en la forma en que este afecta al conjunto.
De acuerdo: la mencionada “Even The Darkness Has Arms” es tan maravillosa que se merece un post para ella solita, pero vamos sin embargo a dedicar la entrada a esta “Come In The Water” que es una absoluta debilidad personal. Os dejo un enlace al tema que me da que no va a durar demasiado, así que por si acaso, también añado un vídeo con una fabulosa interpretación en vivo: quizás no tan contundente como la versión electrificada del estudio, y sin duda alguna rebajada en su impronta soul (ese hammond, qué delicia), pero la más convincente demostración de que estamos ante un grupazo de tomo y lomo. Y acabo, ya, con la explicación que da el propio Brad Barr acerca del tema:
“En 1997, existió un lugar llamado la Isla de la Paz: una pequeña franja de tierra en la orilla del río Jordán, justo en la frontera de Israel y Jordania. Fue un lugar diseñado para ser una tierra de paz donde no hubiera enfrentamientos; israelíes y jordanos podrían convivir juntos, sin preocupaciones o miedos. Pero un día en el que estaban ahí unas chicas israelíes de 13 o 14 años de edad, un soldado jordano abrió fuego contra ellas. Quizá se volvió loco, no lo sé, pero mató a siete de estas niñas. El caso es que leí la noticia en el periódico -estaba en el hospital con un pulmón encharcado- y sentí ganas de ponerme a llorar. Escribí la canción sin conocer exactamente cómo habían sido las cosas, pero en lo general, fue un intento de situarme allí, de contar lo que esas chicas podrían haber estado diciendo o pensando (…) Es un tema del que me resulta muy difícil hablar… Realmente, no me considero un compositor político, pero es algo que llevaba un tiempo rondándome por la cabeza, y, si bien es cierto que ha habido mejores intentos de abordarlo en una canción -la idea del sionismo-, estoy satisfecho con el resultado final. Para una vez que intento escribir una canción sobre la ocupación de una tierra, creo lo hice bien”
“Come in the water
There ain’t nobody else here
Feel it still when the planes are coming
I just want to lie here
Left our homes, left our friends
Left the wombs we lived in
Spread out along the road
And I’ve been weak
When my Lord was calling
The water will take our load
On the day that you were born
Legions laid down their arms
On the day you lost control
Legions leapt for your throat
Telling me I’m wrong…
Is the face in the water unmistakable?
Black’s the color of the sea
When it’s free from the light of the sun
Your crystal ball…
Your faith in the age of medicine
And the children are asleep
With their heads on the butt of a gun
You put up a wall…
Keep the bad ones out
And the good ones in
Fight the battle on your knees
Till’ the sea swallows everyone
Come in the water
Or is there somewhere you have to go?
We’ll keep a lantern open
In case you loose your way in the cold
On the day that you were born
Legions laid down their arms
On the day they found you out
Left no shadow of a doubt
And the children are asleep
With their heads on the butt of a gun
Fight the battle on your knees
Till’ the sea swallows everyone“
Publicado en: RevelacionesEtiquetado: 2014, Americana, Folk-rock, Secret City, Sleeping Operator, The Barr Brothers, WilcoEnlace permanente3 comentarios