Para el que no lo conozca cuesta creer que, a solo de 8 kilómetros de Madrid, pueda existir un lugar donde encontrar paisajes naturales o animales en libertad. Pero si, en El Pardo se puede encontrar algo así. Al estar en una zona natural protegida no hubo boom de la construcción, se preservó el Monte del Pardo, todo su encinar y la ribera del Manzanares que, aquí si, parece un rio de verdad.
El pueblo, al no poder crecer se ha convertido en un barrio del Distrito de Fuencarral, con pocos habitantes y que vive principalmente del turismo: el rio, el monte, el Palacio del Pardo, La Casita del Principe y la gastronomía. La avenida principal del pueblo está lleno de bares y los alrededores de restaurantes donde, en muchos de ellos, se sirven platos de caza como jabalí o el gamo. Dos de los animales que se pueden ver con facilidad por esos montes. Es en algunos de estos restaurantes donde se lo han sabido montar para ofrecer un servicio familiar o con actividades para comer con niños.
El más famoso quizá sea el Filandón del que os hablaremos cuando logremos reservar (la lista de espera de sábado es de varias semanas) pero hay otros que se pueden visitar y que, sin ser una maravilla, no están mal del todo. Nosotros visitamos dos de ellos, El Torreón y El Jardín de Somontes.
El Torreón
Ubicado en la afueras del pueblo, en la subida al monte, es uno de los más antiguos y famosos de la zona. Grandes terrazas, decoración antigua, con grandes salones y pasillos donde no faltan sus armaduras ni escudos. Manejan dos cartas, una de raciones para la terraza y otra de restaurante, de corte clásico ensaladas, gazpacho, croquetas, anchoas, carnes y pescados como merluza o bacalao. También tiene sección de caza, con corzo, pero cuando nosotros estuvimos no había.
Como es habitual en este tipo de sitios, camareros educados y atentos, buena materia prima pero preparaciones nada innovadoras y algo elevado de precio. Nuestro pedido fue
- Revuelto de Bacalao
- Croquetas de castañas, jabugo y boletus. Más que buenas
- Lomo de buey
- Solomillo de buey, esta carne como la anterior eras espectaculares
Todo, con dos aguas, dos cokes, dos vinos y de postre un coulant de chocolate y un café por 110€. En el local también celebran bodas y de vez en cuando se oye a los invitados festejando. Por la parte de "comer con niños" el tema está en la zona de terrazas con columpios de varios tipos y edades (alguno de los 80 ;) y en el exterior donde hay una pequeña "granja" con cabras, pavos reales, gallinas, etc. y que a los niños les encantará.
El Jardín de Somontes
Un poco antes de llegar al El Pardo y dentro de las instalaciones de Somonte se encuentra este restaurante. Si en el Torreón se celebran bodas aquí es como si estuvieras en una. ¿Por qué? pues por la decoración, como en un salón nupcial, elegante con mesas redondas y largos manteles, por el tipo de servicio y además, por el sistema de carta que es menú y como casi todo el salón come lo mismo los tiempos están programados. Hay opción de carta pero no vimos a nadie con ella en la mesa. Como en el anterior local aquí la calidad de la materia prima es buena, un poco inferior quizá, pero el precio también es más ajustado. El menú sale por 27€ y el día que fuimos nosotros las opciones eran salmorejo, arroz caldoso con pollo campero, patatas rellenas de boletus y wok de verdura. Los segundos: entrecot, atún rojo, solomillo de cerdo en salsa de foie y zarzuela de pescado. Las preparaciones son correctas pero con altibajos, algunos platos como el atún estaban muy bien y otros no tanto.
Al terminar tienen una agradable terraza para tomar un café o una copa mientras los niños juegan en el parque, saltan en el castillo hinchable o simplemente disfrutan en el césped.