Comic Review…por César del Campo de Acuña
Arma X de Barry Windsor-Smith
Cuando visitó por primera vez obras relevantes dentro del Universo Marvel me invade una sensación de nostalgia. ¿Dónde estaba cuando, entre julio de 2002 y abril de 2003, Jeph Loeb y Tim Sale publicaban Spiderman: Azul?, ¿Qué hacía con mi vida cuando llego a los estantes de tiendas especializadas y librerías Civil War de Mark Millar y Steve McNiven? En algunos casos, recuerdo con total y dolorosa claridad todo lo que revoloteaba por mi cabeza en el momento en el que los comics citados, y otros tantos, fueron lanzados al mercado, lo que me lleva a pensar que me habría ahorrado muchas penas si hubiera enterrado la desazón que me acompaña desde los 11 años en el mundo de las viñetas. Pero antes de que profundos dolores existenciales me zarandearan de un lado a otro era un niño feliz y normal que esperaba con ansias la llegada de Súper Nintendo. Era 1991, el mismo año en el que Barry Windsor-Smith presento al mundo uno de los relatos más significativos en la biografía del personaje creado por Len Wein, Herb Trimpe y John Romita en 1974 en las páginas de The Incredible Hulk (# 180 y 181 USA). Evidentemente hablo de Lobezno.
El comic del que les hablo es Arma X una historia en la que Barry Windsor-Smith se encargó, durante siete meses (de abril de 1991 a septiembre del mismo año dentro de la cabecera Marvel Comics Presents del #72 al 84) del guion, dibujo, portadas, color, entintado y rotulación (siendo solo ayudado en el entintado de las onomatopeyas por Jim Novak), y en la que contaba uno de episodios de mayor trascendencia en la vida de un personaje que había nacido como rival de Hulk y el Wendigo, que estuvo a punto de ser defenestrado por Dave Cockrum y que fue construido por Chris Claremont y John Byrne. ¿A qué episodio me refiero? Al que vio como todo el esqueleto de Logan era revestido con adamantium convirtiéndole en el sujeto del proyecto Arma X. Bien, ya he mencionado con anterioridad y en más de una ocasión que nunca he sido seguidor de los mutantes y aún menos de Lobezno siendo este los dos principales motivos por los que he llegado, a estas alturas, a relatos como Lobezno: Honor o la que hoy nos ocupa. ¿Conocía a Arma X? si, desde luego, pero solo por la serie de animación de los 90 y su línea juguetera.
En las páginas de sus 12 números (14 si cuentan el prólogo y el interludio) el lector será testigo de todo el proceso, tanto físico como mental, al que fue sometido Logan para ser convertido en una máquina de matar llamada Arma X. Veremos cómo fue secuestrado por los responsables del proyecto, las angustiosas intervenciones quirúrgicas a las que le sometieron, el tratamiento de condicionamiento mental para convertirlo en poco más de una bestia y las brutales pruebas físicas a las que fue expuesto para despertar su instinto asesino. Todo ello narrado de manera eficiente, aunque en ocasiones un tanto confusa por el escalonado en sus cuadros de dialogo, en números de 8 páginas en los que Windsor-Smith puso a prueba su capacidad para contar una historia de manera vertiginosa pero con el suficiente detalle como para desarrollar a los personajes y una atmosfera asfixiante. El dibujo resulta terroríficamente orgánico; Cada viñeta, especialmente en las que esta Logan presente, palpita sanguinolentamente en unos recuadros que, en algunos momentos, serian toda una pesadilla para aquellos que sean propensos a la Latrofobia, Opiofobia o Tomofobia. Pero no piensen en escenas violentas sin sentido ya que no es el caso.
Como ya he mencionado, es sumamente agradecido de leer. El autor hace un ejercicio de compresión narrativa notable, en el que le da tiempo a construir, con soltura, la personalidad de tres personajes, sin descuidar el tono y la acción. Eso sí, la trama guarda muchos paralelismos con obras en las que el creador se ve superado por su creación (como Frankenstein de Mary Shelley) y el género “monster on the loose” (Alíen, el octavo pasajero) por lo que, a grandes rasgos, lo que les cuentan tiene importancia por girar en torno a uno de los personajes más reconocible e icónicos de la casa de las ideas. ¿Quiere decir esto que no es original? En parte si se puede afirmar que es así, ya que los lugares que visita, tanto visual como emocionalmente, son fácilmente reconocibles por cualquier aficionado al fantástico. No obstante, vuelvo a reiterar que merece la pena adentrarse en esta aventura por el valor intrínseco que tiene para con Lobezno y por el dibujo (al que solo le puedo poner un pero, que no es otro que la incapacidad de Windsor-Smith de hacer que los rostros de los animales no parezcan los de ratas gigantes).
Para finalizar solo puedo decir que Arma X es un comic notable. Resulta entretenido y terrorífico a partes iguales por lo que debe encontrar un hueco en los estantes de los aficionados y lectores de Marvel en general y del universo mutante creado por la editorial en particular. Eso sí, la propuesta de Barry Windsor-Smith puede dejar fríos a aquellos a los que el personaje de Lobezno no les suscite el más mínimo interés o a todos los que la trama y el desarrollo de la misma les huela o sepa a refrito de conceptos ampliamente explotados dentro del extensísimo campo que abarca el fantástico en su lado más terrorífico.
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