Comic Review…por César del Campo de Acuña
¡Cage! De Genndy Tartakovsky
Si me permiten empezare esta entrada con una pregunta. ¿Por qué leen comics? Yo lo hago por pura y llana diversión. Es cierto que, como medio de comunicación, el cómic puede servir para una ingente cantidad de finalidades como educar, conmover, divulgar, denunciar e incluso soliviantar pero no se puede negar que la narración secuencial en viñetas nació con la intención de entretener y eso es lo que busco yo en las páginas de los tebeos. Esto no quiere decir que, como lector, no disfrute de propuestas más profundas o serias, pero si indica que antes de enfrentarme a un relato existencialista sobre el devenir de la conciencia occidental presentado con un dibujo feista escoja, habitualmente, una historia colorista llena de onomatopeyas, personajes más grandes que la propia vida y acción ya que, en el mundo real, en la cotidianeidad, hay más drama y miseria, que emoción y aventura. ¿Y todo esto a que viene? Pues viene a santo de la mirada condescendiente y por encima del hombro que me lanzo un tipo barbudo que, mientras pagaba su ejemplar de Un noruego en el Camino de Santiago de Jason me veía adquirir, con animado y dicharachero gusto, ¡Cage! de Genndy Tartakovsky.
Más allá de que no me importo en absoluto el juicio de valor mental que sus altos estándares culturales emitieran sobre mi persona, no puedo no señalar la gracia que me hace ese esnobismo absurdo que suele marcar el paso en infinidad de vidas anónimas. Pero, para no alejarme demasiado del tema y con el objeto de no comenzar una aburrida y larga exposición sobre los prejuicios, me centrare en la obra que hoy me ocupa que no es otra que la ya mencionada ¡Cage! de Genndy Tartakovsky. Bien, si son neófitos en el mundo del cómic de súper héroes y de la animación pueden estar preguntándose quienes son Cage y Genndy Tartakovsky. Bien, el primero es un personaje creado al calor de la Blackxploitation, como ya comente cuando escribí sobre MAX Cage de Brian Azzarello y Richard Corben, por Archie Goodwin y John Romita Sr el cual hizo su primera aparición en junio de 1972 dentro de su propia cabecera (Luke Cage, Hero for Hire). El segundo es uno de los creadores más influyentes, galardonados y respetados en el campo de la animación gracias a producciones como Samurái Jack, Las Supernenas, El laboratorio de Dexter o Hotel Transilvania.
¿Y que hace alguien como Tartakovsky en Marvel Comics prácticamente como autor total? Pues crear uno de los tebeos más divertidos que he leído en mucho tiempo. Antes de seguir debo confesar que desde que me entere que la persona detrás de las series anteriormente citadas iba a dibujar y guionizar una mini colección para la Casa de las Ideas, ya me la habían vendido al ser un confeso admirador de su trabajo desde los tiempos de What a Cartoon. Tartakosvky escogió a Cage porque, como el mismo dijo, le fascinaba el concepto de un súper héroe peleando por el trabajo. ¿Y de que trata ¡Cage!? Bien, todos los héroes de la Gran Manzana (al menos buena parte de ellos) han desaparecido y Luke Cage no tardaría en unirse a ellos ya que un maquiavélico personaje terriblemente parecido al Grinch del Dr. Seuss y al infame Doctor Moreau sacado de la novela escrita por H. G. Wells en 1896, los ha secuestrado, tras años estudiando a sus cautivos, para enfrentarlos a una serie de criaturas de pesadilla creadas por el en un torneo de artes marciales. A grandes pinceladas, como escribo siempre, ese es el argumento de esta mini serie publicada entre diciembre de 2016 y Marzo de 2017.
¿Por qué digo que es uno de los tebeos más divertidos que he leído en mucho tiempo? Pues porque tiene un ritmo envidiable, una personalidad arrolladora (tanto a la hora de narrar como en el dibujo), unas composiciones de páginas alucinantes, un color espectacular y la esencia de los mejores episodios de Las Supernenas (de hecho, mientras leía los recuadros del narrador omnisciente en ¡Cage! no dejaba de sonar la voz del narrador del trio de Townsville en mi cabeza) junto a la acción vista en Samurái Jack. Todo está dispuesto para que el lector disfrute con una obra ligera pero terriblemente entretenida en la que se guiña un ojo, descaradamente, a los admiradores y/o seguidores del trabajo de Tartakosvky. Si es cierto, y es digno de ser señalado, que la densidad de bocadillos por página no es especialmente elevada pero entiendo que, si te acercas a ¡Cage! No lo haces esperando una historia profunda y compleja atada a la compleja continuidad del Universo Marvel, sino confiando en toparte con un desahogo que te lleve a recordar porque, a pesar de los años trascurridos, sigues leyendo comics protagonizados por súper héroes.
Merece la pena acercarse a esta obra no solo por ser una rara avis o una singularidad sino por la calidad que destilan sus páginas. Si, la historia es sencilla o incluso simple ¿y qué? ¿Es que acaso todo lo que consumimos de manera ociosa tiene que ser cultural e intelectualmente relevante? Siempre he pensado que no. Hay tiempo para todo en la vida y creo que siempre es recomendable volver a la primera razón de ser de algunos medios de comunicación. Si el cine, en gran medida, se popularizo al ser presentado como el último truco de los magos, el noveno arte llego a todos los rincones del mundo por la capacidad de entretener a todo tipo de lectores. ¡Cage! De Genndy Tartakosvy aboga por esto último; Hacer disfrutar a todo aquel que se decida a apostar por un tebeo que no solo llama a la puerta de aquellos que disfrutaron de la animación de Cartoon Network, sino a la de todos aquellos que valoren positivamente las obras con la suficiente personalidad como para no tener que pedir permiso al inmovilismo del que suelen hacer bandera algunos asiduos a las viñetas. Ritmo, acción, color, humor…cómic. Eso es ¡Cage! Le duela a quien le duela.
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