Lo más importante a la hora de planear un atraco es que tu equipo sea de fiar. La dolorosa verdad es que en realidad no te puedes fiar de nadie; es triste, pero cierto. Porque aunque parezcan todos criminales normales y decentes, cuando llega el momento, se revela su naturaleza.
En tu grupo siempre te encontrarás al típico atracador violento al que de repente se le va la olla con los rehenes en plan asesino en serie. Hace gala de su sensibilidad diciendo cosas como: "No me provoques, maldito hijo de puta, o te vuelo la cabeza", deja a un par de víctimas inconscientes y asegura que todos los rehenes son "prescindibles" y "daño colateral".Sigue leyendo, maldita sea