Revista Ilustración

Cómo cruzar una frontera

Por Davidrefoyo @drefoyo
Cómo cruzar una frontera
En ocasiones,
unas llaves olvidadas,
un detalle tan simple como ese,
puede cerrar una frontera durante horas.

Entiendes la lejanía con occidente

cuando la burocracia apenas es perceptible,
cuando las hojas de reclamaciones
no tienen validez alguna.

No existen.

Esa mujer tendida

es algo más que un cuerpo caído,
son sueños sobre el cemento negro
convertidos en territorio,
territorio en disputa,
otra excusa diplomática
para mantener el enfrentamiento,
para ralentizar los procesos un poco más.

Un juez acude al levantamiento del cadáver

y esperamos a este lado del puente.

Podemos ver Costa Rica,

un skyline de sombras y maleza,
de pájaros sobrevolándonos, vigilantes.

¿Qué nombre tendrá esa planta?

¿Habrá sido nombrada antes?

El puente divide el continente,

incluso a nosotros mismos y los tratados de libre comercio.

Los trabajadores del plátano reclaman

mejoras laborales y cierta dignidad.

El sudor alerta de la presencia de mosquitos,

de la cercanía del paraíso.

Un río, sólo eso –me digo

y una fotografía
y un cadáver
y un puente
y gritos de protesta en las inmediaciones

y, al fin, unas llaves.

Un tintineo suave que aviva los nervios,

un motor en la montaña

un reloj que arranca otra vez.

Un cartel de bienvenidos.


______________________Estos días de planificación de vacaciones, recibí un comentario sobre una situación ocurrida en la frontera entre Panamá y Costa Rica. Patricia Prada, una vieja amiga, inspiró sin saberlo este poema. No iremos a Centroamérica, no, pero a veces una simple descripción puede hacerte sentir protagonista de una historia que no tiene nada que ver contigo. Se llama literatura. Y es una sensación extraordinaria.

Volver a la Portada de Logo Paperblog