Revista Coaching

Cómo frenar la ansiedad en tu día a día

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

Detectando la ansiedad

¿A veces te duele la cabeza o tienes la sensación que no puedes más?

Que si en el trabajo, que si la pareja o la familia... Incluso la forma social de comunicarnos hoy en día es estresante con tanto grupo de Whatsapp y notificaciones por todos lados.

Si te sientes identificada o identificado, déjame contarte cómo terminar de una vez por todas con este estrés. Vas a recuperar de nuevo tu equilibrio y buen humor.

Empezamos.

¿Cómo sé si tengo ansiedad?

Antes de nada, tal vez tengas dudas sobre lo que realmente es la ansiedad o hasta qué punto puedes tenerla tú.

No quiero que leas este artículo pensando que esto no va contigo. Qué tú no lo llevas tan mal. Ya que si eres de la media de población trabajadora actual, probablemente tengas más ansiedad de la que puedas imaginar.

Tener ansiedad no consiste únicamente en los conocidos episodios de hiperventilación donde parece que uno va a morir. Tiene trajes mucho más sutiles. Fíjate en el siguiente checklist que te muestro:

  • Tienes una preocupación que se repite más que otras y no puedes quitarte de la cabeza.
  • Te cuesta dormir o no descansas como deberías.
  • Por la mañana a veces te levantas con una sensación de opresión en el pecho o un sentimiento de vacío.
  • No entiendes por qué, pero a veces tu pulso se acelera y te asusta.
  • Cuando vas por la calle tienes la sensación de marearte.
  • Las personas de tu entorno ya te han dado algún aviso de que te estás acelerando o tienes mal humor.

Si compartes varios de los puntos anteriores, es momento de parar y hacer un cambio en tu vida.

Tómate tiempo para ti. El que necesites.

¿No crees que tiene sentido avanzar y hacer las cosas si tú no estás bien?

Eres la persona más importante de tu vida, así que creo que te lo mereces.

Sin embargo, muchas personas son conscientes de esto, pero no toman acción. Siguen sin priorizarse. Y siguen desgastándose.

Es por este motivo que he hecho un apartado exclusivo para esta agresiva decisión.

Vamos a entrar en detalle.

Soy consciente que debo bajar el ritmo, pero no me lo permito

La ansiedad se caracteriza por crear un sentimiento de impotencia a la persona. Por eso, la persona piensa cosas tipo:

"Esto no tiene solución o no puede cambiar". "No puedo hacer nada". "No va a salir bien".

Como ves, son pensamientos muy desesperanzadores, pero que la mayoría hemos tenido alguna vez en nuestras vidas.

Por suerte, a menudo no le damos importancia a estos pensamientos. Y al no creerlos, simplemente pasan como podría pasar un pájaro por la calle.

El problema es cuando les das importancia. Cuando te los crees.

Entonces empiezas a creer que "es super importante que hagas todas las cosas bien en el trabajo y que no se te olvide ni un detalle".

"Que no puedes descuidar a tu pareja, por lo que tienes que organizar cosas para pasarlo bien".

"Tu familia también debe sentirse bien cuidada".

No dejas de darle un exceso de importancia a las cosas. Y lo que es peor, de creértelas.

Parece que has olvidado que simplemente eres un ser humano.

¿Y qué hacen los seres humanos? Experimentar, aprender y cometer errores.

¡No estás aquí para hacer las cosas perfectamente!

María nos comparte en este artículo las trampas del perfeccionismo. Estoy segura de que te ayudará a ver las cosas de otra manera.

Así que es momento de empezar a romper tus ideas montadas sobre lo que es correcto para ti. Es momento de permitirte sentir y hacer lo que verdaderamente necesitas.

Puedes empezar por...

Cambiar tus prioridades

Las personas se empeñan en dejar de sentirse mal haciendo lo mismo. Llevando la misma presión y carga externa y autoimpuesta.

¡Imposible! No es viable.

Es algo tan contradictorio y devastador como la mujer maltratada psicológicamente que quiere aprender a llevar bien eso de que su pareja le hable mal o se vaya con otras, ya que está tan profundamente enamorada que no se ve capaz de dejarle.

En el ejemplo se ve claro que mantener una relación de pareja tóxica es un atentado hacia una misma. Lo mismo pasa contigo cuando no te estás sintiendo bien con todo lo que llevas en estos momentos y pretendes continuar.

Así que no puedes con todo, haz sólo lo importante.

Te propongo un ejercicio ahora mismo:

  • Coge un papel, un bolígrafo.
  • Contesta la siguiente pregunta. ¿Cómo sería tu horario semanal si tuvieras todo el dinero y tiempo libre del mundo?
  • De todo lo que has escrito, ¿qué es lo que verdaderamente te encantaría empezar a hacer a partir de ahora?

Ahí tienes tus prioridades. Eso que deseas y el cuerpo te pide.

Otra buena opción es delegar. Vamos a ver cómo puedes hacerlo.

Cómo delegar todo lo que puedas

En general delegar tus responsabilidades asusta. Nos cuesta confiar en los demás. O incluso nos sentimos culpables.

Sin embargo es simplemente una forma distinta de organizarte. Pones el foco en lo verdaderamente importante que tú debes hacer para seguir con salud o conseguir tus objetivos.

Algunas ideas básicas para delegar son las siguientes:

  • Contrata a alguien para que te ayude a realizar las tareas de casa.
  • Reparte mejor con tu familia o pareja las responsabilidades del hogar.
  • En caso que tengas hijos, involúcrales en las tareas, no hagas cosas de más por ellos.
  • En el trabajo, pide todo lo que necesites para rendir mejor. Atrévete a negociar tus condiciones laborales, dejar o cambiar de trabajo.

Ahora intenta concretar y materializar estas ideas ajustándolas a tu vida actual:

  1. Coge de nuevo el papel, un bolígrafo y tu agenda.
  2. En el papel escribe todas las cosas que te saturan o te gustaría ahorrarte o mejorar.
  3. Tómate tiempo para poner absolutamente todo lo que quieres cambiar en tu vida.
  4. Al lado de cada tarea pon una posible solución. Puede ser reducir horas de trabajo para empezar a realizar deporte. O en caso que tengas hijos, buscar una ayuda para liberar tiempo dos días de la semana.
  5. Saca a relucir tu agenda y sin pensarlo más, anota cuándo pasarás a la acción. Siguiendo los ejemplos, cuándo hablarás con tu jefe o distribuirás tu horario en caso de que trabajes por cuenta propia.

Otra opción es simplemente dejar de hacer. Muchas veces vas saturada o saturado hasta que simplemente bajas el ritmo.

Las personas de tu alrededor se acostumbran fácilmente a verte con superpoderes, pero también puedes quitarte la capa mágica y simplemente dejar que aquello que ahora no puedes atender quede pendiente o lo haga otra persona.

Bien, hasta aquí te he comentado aspectos básicos organizativos para que tus tareas se reduzcan y puedas simplificar tu vida.

Con una vida más sencilla es más fácil poder darte cuenta de cómo te sientes, qué te preocupa y cómo solucionarlo.

Vamos a entrar más en detalle.

Cómo dejar de preocuparme tanto por las cosas

Tal vez lo que voy a comentarte puede sonarte muy básico, pero de verdad lo es en todos sus sentidos.

Si quieres dejar de preocuparte, debes darte tiempo de calidad para resolver esta preocupación.

Es algo que la mayoría de personas no hacen. La gente más bien o pierde el tiempo preocupándose o se distraen haciendo otras cosas para evadirse. Sea como sea, no están solucionando nada.

Si te das tiempo para atender tu preocupación, y por lo tanto, sólo ocuparte, verás que puedes observar estas 3 cosas:

  1. Hay algo que puedes hacer tú u otra persona para solucionar lo que te preocupa.
  2. No hay nada que puedas hacer porque es algo que no depende de ti.
  3. Más que un problema, tienes un mal hábito mental, una adicción a preocuparte y sufrir.

Vamos a analizar una por una las distintas observaciones.

1# Hay algo que puedes hacer tú u otra persona para solucionar lo que te preocupa

Si es así estupendo. Esta es la opción más sencilla y práctica.

Es cuestión de determinar qué puedes hacer, cuándo o pedir ayuda.

En el segundo caso, a veces podrás pedirle ayuda a alguien cercano. Otras, deberás contratar a un profesional. Creo que el dinero está para utilizarlo, así que no te lo pienses si es para tu bienestar y calidad de vida.

2# No hay nada que puedas hacer porque es algo que no depende de ti

Parece que esta debería ser la opción más sencilla. Sin embargo, es la que más cuesta aceptar a la mayoría de personas.

Es como si nos costara soltar. Como si prefiriéramos cargar con las responsabilidades de otros.

Si te encuentras en este punto lo más importante es aprender a no hacer nada. Ni si quiera desear que las cosas sean diferentes.

Es momento de aprender de las circunstancias y de la vida tal y como ella se esté expresando. Todo pasa por algo y, casi siempre, es para que aprendamos algo (y no es sufrir).

Justamente María nos cuenta en uno de sus post cómo la vida a veces nos hace de Espejo y maestra en muchas ocasiones. Es un post que ayuda a trascender las circunstancias para comprenderlas con una visión de sabiduría.

Y pasamos al último punto.

3# Más que un problema, tienes un mal hábito mental, una adicción a preocuparte y sufrir

Esta es una gran revelación. En verdad no hay nada ahí fuera que te preocupe de verdad.

El objeto de preocupación va cambiando, pero tu respuesta de alarma y tensión siempre es la misma.

Esto pasa muchas veces cuando tienes unos padres que "son sufridores". Generacionalmente se pasan aprendizajes como este.

También puedes haberlo adquirido mediante tu propia experiencia, después de pasar una época estresante o de cambios como puede ser un cambio de hogar.

Aquí la solución es entrenar tu mejor arma, tu mente. Y no conozco otra mejor forma de hacerlo que mediante la meditación.

Si nunca la has probado, te invito a hacerlo accediendo a este mini curso gratuito de Introducción al Mindfulness.

También hay personas que son capaces de crear una asociación nueva pensando algo positivo o haciendo algo totalmente distinto a preocuparse cuando notan que empiezan a hacerlo.

Te pongo un ejemplo:

Una mujer se preocupa cada vez que tiene que decir que no. Se siente culpable. Normalmente empezaría a darle vueltas.

Sin embargo, ahora que se ha propuesto vivir más tranquila se repite "No es algo que dependa de mí, es su responsabilidad igual que la mía es ser honesta conmigo y decidir hasta dónde puedo dar".

Este pensamiento le ayuda a sentirse más ligera. Entonces sonríe y permite que los demás hagan su proceso personal libremente sin sufrir por ellos.

Si te cuesta crear pensamientos positivos, aquí tienes una guía muy práctica: Cómo crear pensamientos positivos en 4 pasos.

Resumiendo

Hemos empezado el artículo identificando mejor los síntomas de ansiedad. Descubriendo que van mucho más allá de tener ataques de pánico.

De esta forma has ampliado conciencia de lo importante que es darte tiempo para potenciar tu salud y eliminar los sentimientos negativos.

Para hacerlo hemos hablado de:

  • Empezar a priorizar diferente, teniendo calidad de vida por delante.
  • Delegar y dejar de hacer.
  • Ocuparte de las preocupaciones mediante la observación y el mindfulness.

En estos momentos ya deberías tener tus listas de cambios para pasar a la acción desde hoy mismo y las próximas semanas.

Recuerda que lo importante es hacer algo diferente. Si sigues igual, no cambiará nada.

Así que te animo a escribir en los comentarios tus pequeños logros durante las próximas 2 semanas.

Te espero en los comentarios.

¡Un abrazo!

--

Cómo frenar la ansiedad en tu día a día

Psicóloga especializada en ayudar a profesionales a gestionar la ansiedad para vivir en paz una vida plena mientras se expanden profesionalmente.

¿Dominas tu mente o ella a ti? Empieza a dominarla con el curso gratis de Introducción al mindfulness en yaizaleal.com


Volver a la Portada de Logo Paperblog