El libro “Cómo funciona la música”, de David Byrne, habla de historia y forma de la música, de la tecnología que sirve para registrarla y reproducirla y, de manera subyacente a todo esto, de matemáticas. Manuel de León, director del ICMAT, reseña este escrito, entre unas memorias y un ensayo, del líder de Talking Heads.
Tú eres la música, mientras la música dura
T.S. Eliot
Merodeando por las librerías a veces encuentras libros que te llaman, y este es uno de ellos. Tapas austeras de color negro, formato diferente al habitual, y en la portada un título sugerente y un autor al que uno le tiene un especial predicamento como líder de Talking Heads. así que no te queda más remedio que cogerlo en tus manos y hojearlo, y ahí ya has perdido la partida y te lo llevas a tu casa.
Pero si este blog se llama Matemáticas y sus fronteras, ¿qué tiene que ver este libro con el tema? Lo primero que podría contestarles es que habla de música y por lo tanto de matemáticas, y ustedes podrían rebatirme con fundamento que seguro que eso a David Byrne le tiene sin cuidado. ¡Error! Vayánse a la página 48, y el propio Byrne, que está describiendo en el capítulo segundo sus inicios en el pop-rock y como su incipiente grupo Talking Heads debe buscar una manera de presentarse en el escenario y él mismo de componer sus letras, comenta:
“Eran matemáticas: cuando eliminas lo que no quieres de algo, sea arte o música, ¿qué queda?”.
Pero si se leen el primer capítulo en el que Byrne diserta sobre como la música toma su forma (históricamente y en diferentes culturas) en función del escenario en donde se ejecuta, lo que estarán leyendo es un estupendo ejercicio de optimización, que culmina mostrando como en la propia naturaleza insectos, pájaros y mamíferos han distribuido de manera muy eficiente sus nichos en función de los diferentes tonos de los sonidos que producen.
La tecnología y la forma de la música
Los capítulos 3 y 4 están dedicados a mostrar como la tecnología da forma a la música, un hecho de lo que no todo el mundo es consciente. Desde las primeras grabaciones de los cilindros de cera de Edison en 1878, la música dejó de ser “la principal metáfora poética de lo que no podía ser conservado”, tal y como enunció Walter Much, editor de sonido y director de cine. David Byrnes recorre los diferentes soportes para la música: el disco de 78 RPM, los LPs, las casetes. Todos estas tecnologías analógicas han ido cambiando no sólo la manera de reproducir la música, sino también de hacerla. La última revolución es el soporte digital, con el que la música se convierte en lenguaje binario; al final, son unos y ceros los que nos hacen llegar la música, primero con los CDs (no se olviden de los códigos correctores que permiten oír música en lo que si no, sería solo ruido), y ahora con Internet, que nos pone nuestra música preferida al alcance de un click.
Es interesante como la armónica china (el shen) parece ser el primer instrumento que usaba un mecanismo binario. El shen llegó a Europa por la Ruta de l Seda y dio lugar a lo que hoy conocemos como teclado. A su vez, inspiró a Jacquard que construyó su primer telar en 1801, y este último sirvió de guía a Charles Babbage para su máquina analógica (y esta a su vez a Ada Byron, la primera programadora de la historia). ¡Sorprendente!
Y la tecnología ha cambiado también el modelo de negocio, tanto en lo que se refiere a los contratos con los músicos como en las ventas a los aficionados (la página 221 presenta un ilustrativo gráfico de la evolución de ventas en unidades despachadas desde 1980 hasta 2010 de acuerdo con los formatos). Byrne debate sobre el negocio de una manera brillante, y sería aconsejable que cualquiera que quiera vivir de este arte leyera el libro y tomara algunos apuntes de sus experiencias. Los capítulos 5, 6, 7 y 8 son imprescindibles. por supuetso, lo son también para todos a los que nos gusta la música y la disfrutamos cada día.
El último capítulo del libro se titula Harmonia Mundi, y en él Byrne analiza la naturaleza última de la música. Desfilan los babilonios y los egipcios (había música ya entonces, y hasta reglas para la misma), y Johannes Kepler y la música de las esferas, y se analiza las razones biológicas de la música. Es controvertida la cita de Dale Purves: “Existe un fundamento biológico para la música, y este fundamento biológico está en la similitud entre la música y el habla. Esta es la razón de que nos guste la música. La música es mucho más compleja que Pitágoras. La razón no tiene que ver con las matemáticas, sino con la biología”. Pero hasta el mismo Byrne matiza esta afirmación concluyendo: “Esta matemática es aplicable a nuestro cuerpo y a nuestras cuerdas vocales, aunque Purves podría tener razón cuando dice que hemos sintonizado nuestra radio mental a los tonos y sobretonos que producimos tanto en el habla como en la música”.
We are creatures, creatures of love
We are creatures, creatures of love
From the sleep of reason, a life is born
We are creatures, creatures of love
Creatures of Love, Litle creatures, Talking Heads, 1985
Como han visto, el libro promete y les aconsejo su lectura. Uno se encuentra muy a gusto cuando descubre que uno de sus músicos preferidos es además un tipo inteligente que reflexiona con tanta profundidad sobre su arte.
Baby your mind is a radio
Got a reciever inside my head
Baby I’m tuned to your wavelength
Lemme tell you what it says:Transmitter!
Oh! picking up something good
Hey, radio head!
The sound…of a brand-new world.So look at my fingers vibrate
From their tip down down to my toes
Now I’m recieving your signal
We’re gonna leave the land of noiseTransmitter!
Oh! picking up something good
Hey, radio head!
The sound…of a brand-new world.
Radio Head, True Stories, Talking Head, 1986
Datos del libro
COMO FUNCIONA LA MUSICA
DAVID BYRNE
Nº de páginas: 384 págs.
Encuadernación: Tapa blanda
Editoral: MONDADORI, 2014
ISBN: 9788439727972
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Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias y Academia Canaria de Ciencias) es Director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) y vocal del Comité Ejecutivo de IMU.
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