Estoy convencida que en más de una ocasión habéis visto en alguna receta de dulces, como magdalenas, rosquillas, pasteles, bizcochos, cremas, flanes,…, que piden azúcar avainillado.
Sí que es cierto que se encuentra comercializado en tarros pequeños y que está al abasto de todos. Pero ¿os habéis planteado hacerlo en casa? Algunos de vosotros seguro que os lo hacéis ya, pero para aquellos que no lo sepan, os lo cuento.
La vainilla es una especia que procede de la familia de las orquídeas, se trata de una vaina alargada, fina, de un marrón oscuro con un intenso aroma.
Necesitamos una vaina de vainilla, azúcar y un frasco con tapa, mejor de rosca para que ajuste mejor. Introducir la vaina, abierta a lo largo, en el frasco con el azúcar, cerramos y en unos 3-4 días ya lo tenemos apunto para utilizar.
Yo tengo un tarro que caben unos 200gr. de azúcar, y siempre utilizo el mismo, voy reponiendo azúcar y cambiando la vaina, cuando veo que ya no perfuma. El tarro también se impregna de aroma por eso empleo siempre el mismo.
La vaina puede emplearse una entera que se parte a lo largo, pero también puede emplearse una vaina de vainilla usada en otra elaboración. Por ejemplo si aromatizamos leche poniendo una vaina cortada a lo largo y a la que se han extraído las semillas, una vez aromatizada la leche, la lavamos, secamos y la colocamos en el tarro del azúcar.
Puede hacerse con azúcar glas también.