Los perros con diabetes no son capaces de producir suficiente insulina, una hormona que permite al cuerpo almacenar la energía que le proporcionan los alimentos y transportar la glucosa hasta las células. Debido a que esta condición tiene consecuencias graves y potencialmente mortales, los perros diabéticos son tratados normalmente con inyecciones de insulina una o dos veces al día.
Puesto que la insulina no es una sustancia resistente, es importante manejar con cuidado y evitar la exposición a temperaturas extremas o al movimiento excesivo. Guarda los frascos de insulina sin abrir en el frigorífico. Después de abrirlos, aún es aconsejable mantener la insulina en el frigorífico. Ésta puede tolerar períodos cortos de tiempo a temperatura ambiente en un lugar lejos de la luz solar directa.
Antes de intentar inyectar la insulina a tu perro, es aconsejable practicar cargando la jeringa con la cantidad apropiada de agua estéril o una solución salina. Incluso puedes utilizar una manzana o una naranja para practicar la aplicación de inyecciones de insulina hasta que sientas que estás listo para hacerlo en tu perro.
Debido a que hay muchos tipos diferentes de jeringas para la inyección de insulina en los perros, asegúrate de que compras el tamaño y el tipo recomendados por tu veterinario.
Pasos para inyectar insulina a un perro
- Usa siempre una jeringa y una aguja nueva cada vez que le das a tu perro una inyección de insulina. Ésto garantiza que los suministros son estériles y minimiza el riesgo de infección.
- Quita el envoltorio de la jeringa y de la aguja, pero deja la tapa de la aguja puesta hasta que estés preparado para cargar la jeringa con insulina.
- Rueda cuidadosamente el frasco de insulina entre tus manos para asegurarte de que la hormona se mezcle bien. No sacudas ni agites.
- Retira la tapa de la aguja. A continuación, utiliza el dedo índice y el pulgar de una mano para sostener la jeringa mientras mientras tiras del émbolo hacia atrás con la otra mano. Continúa tirando, llenando el depósito con aire, hasta llegar a la marca correspondiente a la cantidad de insulina que necesita tu perro.
- Sostén el frasco de insulina al revés (boca abajo) con tu mano no dominante (si eres diestro, con la izquierda; si eres zurdo, con la derecha). Inserta la aguja en el frasco a través del centro de la tapa de goma y presiona el émbolo, expulsando el aire en el frasco. Esto evitará la formación de vacío cuando llenes la jeringa con insulina.
- A continuación, manteniendo el frasco boca abajo, inserta la aguja tanto como puedas dentro de él, siempre manteniendo la punta de la aguja cubierta por insulina. Tira del émbolo hasta que tengas la cantidad correcta de insulina en el depósito de la jeringa.
- Si observas una burbuja de aire dentro de la jeringa, extrae un poco de insulina sobrante. A continuación, retira la aguja del frasco y mantén la jeringa con la aguja apuntando hacia el techo. Da pequeños toques o golpecitos en la jeringa de insulina para que las burbujas de aire suban a la parte de arriba, y luego empuja el émbolo para forzar que el aire salga de la jeringa y deshacerte de la cantidad sobrante de insulina si la hubiere.
- Pellizca suavemente, con la mano no dominante, un trozo de piel suelta de tu perro en cualquier lugar a lo largo del cuello o la espalda, formando un pliegue. A continuación, inserta la aguja en la piel, en paralelo al pliegue. Insertando la aguja de esta manera se minimiza la probabilidad de inyectar la aguja por un lado del pliegue y que salga por el otro.
- Tira hacia atrás del émbolo. Si se llena de aire o sangre, retira la aguja y la jeringa y deséchalas. Coge una aguja y una jeringa nuevas y vuelve a cargar la dosis de insulina como antes. Vuelve a insertar la aguja en tu perro. Si no sacas aire o sangre, oprime el émbolo para introducir a tu perro la inyección de insulina. Trata de poner la inyección en un lugar diferente cada vez.
- Si tu perro se escapa o no pudo recibir la dosis completa, no trates de darle más insulina. Espera a la siguiente inyección para darle la dosis prescrita.
- Desecha la jeringa y la aguja en un recipiente especial suministrado por tu veterinario y sigue los procedimientos recomendados para su eliminación.
Inyecciones de insulina para perros: más fácil para ti, más fácil para tu perro
Inyectar insulina a un perro puede parecer intimidante al principio, pero hay maneras de hacer que sea más fácil tanto para ti como para tu perro. Estos son algunos consejos:
- Mantén la calma. Cuanto más relajado estés tú, más relajado estará tu perro. Respira profundamente varias veces para calmarte antes de dar la insulina a tu perro.
- Crear asociaciones positivas. Puedes intentar inyectarle la insulina a tu perro mientras está comiendo su comida o su golosina preferida.
- Enséñale órdenes básicas. Que tu perro sepa (y obedezca) las órdenes de sentarse y quedarse quieto, puede hacer que sea mucho más fácil para ti darle una inyección de insulina rápidamente. Y, por supuesto, ésto hace que todo el proceso sea más fácil para tu perro también.
- Pide ayuda. Si no se te da bien inyectarle la insulina a tu perro, consulta con tu veterinario; él será capaz de ayudarte a establecer una rutina que minimice las molestias y maximice la salud de tu mascota.