Algunos alimentos reducen el fibrinógeno, el cual constituye la materia prima para los coágulos sanguíneos.
Además, los alimentos pueden estimular el sistema fibrinolítico encargado de disolver los coágulos.
Por lo general, las personas con más probabilidades de sufrir aterosclerosis y ataques cardiacos tienen un nivel alto de fibrinógeno y una baja actividad fibrinolítica.
Alimentos que desestimulan la coagulación: aceite de pescado, ají, ajo, cebolla, jengibre, jugo de uva, vino (tinto), wakame (alga parda).
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