Como matar a una ninfa, Clara Peñalver

Ada Levy es una joven reportera que investiga el secuestro de una modelo de origen italiano. Todas las pistas apuntan a un peligroso psicópata que ha emprendido una particular caza de brujas en pleno siglo XXI. Durante la investigación, Ada se verá inmersa en una turbulenta historia en la que se entretejen el amor, la muerte, la fantasía y la locura.

Hace unos días os traje la crónica de la presentación y del club de lectura de Valencia, donde contamos con la presencia de Clara Peñalver, como figura que inauguraba el club. Bien, ahora os traigo la reseña de Como matar a una ninfa, su segunda obra. La conocimos de la manos de Sangre, una novela de la que también dejé mis impresiones en este blog, por lo que si queréis saber más de esta autora y sus libros podéis buscarla. 
¿Cómo empezar esta reseña? La verdad es que no estoy muy segura de la manera en la que hacerlo. Creo que me decantaré por el texto, hablando en primer lugar de la técnica narrativa de la autora, de su forma de narrar. Clara nos sorprende con un estilo brillante, divertido y muy directo. En una palabra, podríamos definir su manera de escribir diciendo que es real, en el sentido de que, al igual que nosotros al pensar, la protagonista se va de un lado a otro, despistándose del tema, lo que nos proporciona unas escenas más que entretenidas.Los capítulos, contados a modo de diario, nos van sumergiendo dentro de una historia en la que el tiempo se agota y nada es lo que parece.
Todos los personajes tienen una función y, aunque en un principio no lo veamos demasiado claro o nos desconcierten ciertas actitudes, poco a poco vamos viendo que realmente todo tiene un motivo. Ada, la protagonista, se ve inmersa en un caso que puede venirle demasiado grande, que se aleja de los que ella está acostumbrada a tratar. Un caso que, tarde o temprano, acabará convirtiéndolo en suyo, en algo personal.

La elegí a ella porque no podría haber elegido a otra. Andaba por Madrid, visitando a unos amigos, cuando me dio por asomarme al escaparate del concesionario BMW. No sé quién miró a quién, la cuestión es que tuve la sensación de que la primera moto que montaría en mi vida sería ella y supe, desde aquel momento, que ella sería suave y firme a la vez con mi falta de experiencia. 

Creo que debo hacer una mención especial a las motos. Y no solo porque aparezcan en el libro, puesto que pueden aparecer en muchos, sino por la forma en la que se habla de ellas. Clara pone tanto cariño y tanto mimo en las historias cuyas protagonistas son Ada y una moto que no puedo evitar sonreír cada vez que lo recuerdo. Se nota que cariño que, tanto la autora como la protagonista, sienten hacia esta máquina que se convierte en algo mucho más importante. En algo único. Sin duda esta es una de las partes que más me han gustado. Y es que no puede ser de otra manera. Pueden no gustarte las motos, eso no lo voy a negar, pero al leer lo que significan para un motero, al leer el cariño que siente Ada por la suya...Te quedas, simplemente, sin palabras.
En definitiva, es una historia que merece la pena y mucho. Una narración muy cuidada, divertida y, sobre todo, ágil. Un libro que te engancha desde la primera página y que hace que no puedas dejar de leer hasta poder juntar todas las piezas del puzzle.