La diabetes consiste en un exceso de glucosa (azúcar) en la sangre. El cuerpo no tiene o no utiliza correctamente una hormona segregada por el páncreas llamada insulina, cuya misión es regular los niveles de glucosa. El páncreas, obligado a producir esta hormona en mayor cantidad, acaba por fatigarse, produciendo menos cantidad, lo que dispara los niveles de glucosa en la sangre. Si estos niveles superan 126 mg/dl, se diagnostica diabetes. Cuando son más altos de lo normal, pero no tanto como para considerarse diabetes (entre 100 y 125 mg/dl) hablamos de un estado de prediabetes. Si nos encontramos en este caso y seguimos con nuestro estilo de vida habitual, lo más probable es que acabemos siendo diabeticos, pero , si seguimos estas sencillas recomendaciones, todavía estamos a tiempo de poder evitarlo.
Primer paso: evitar el sobrepeso La pérdida lenta pero progresiva de peso es la medida más importante a la hora de prevenir esta enfermedad. En ocasiones, basta con adelgazar para mantener alejada la dolencia. No se trata simplemente de hacer una dieta y después abandonarla, sino de cambiar nuestra forma de alimentarnos de forma definitiva. Para ello, es conveniente seguir estos consejos.
- PERDER 2 KILOS POR MES : Es el ritmo ideal para evitar la diabetes. Para ello, no hay otro secreto que reducir la cantidad de calorías que tomamos al día en un 20% como mínimo. Una dieta de 1.800 calorías (mujer) y de 2.000 (hombres) sería la más correcta en estos casos.
- ELIMINA LOS HIDRATOS DE ABSORCIÓN RÁPIDA: Los encontrarás en las bebidas azucaradas, los dulces, la miel, el azúcar, las harinas refinadas y sus derivados y algunas frutas, ya que pueden provocar subidas rápidas del azúcar en la sangre.
- AUMENTA EL CONSUMO DE FIBRA : La fibra que se encuentra en alimentos como los cereales integrales, las verduras y hortalizas, las legumbres cocidas, las frutas enteras, los frutos secos y los cereales integrales ayuda a controlar los niveles de glucosa en el organismo, ya que evita las elevaciones bruscas que tienen lugar después de comer.
- REDUCE EL CONSUMO DE GRASAS : Las grasas aumentan el riesgo de sufrir esta enfermedad, sobre todo las saturadas (carnes rojas, embutidos, lácteos enteros, precocinados, bollería industrial...). Es conveniente, por lo tanto, reducir drasticamente su consumo y sustituirlo por grasas beneficiosas (aceite de oliva, pescado azul, frutos secos, aguacate...)
- MODERADO PERO CONTINUADO: Para que resulte eficaz, el ejercicio debe ser prolongado, de intensidad moderada y, sobre todo, debe practicarse de manera periódica. Lo ideal sería realizar sesiones de 30-45 minutos un mínimo de tres días a la semana.
- CAMINAR, EL DEPORTE IDEAL : Los deportes más adecuados en este caso son la marcha rápida, la natación y la bicicleta...Si no tenemos tiempo o nuestra forma física no nos lo permite, caminar a buen paso unos 30-45 minutos al día también es un excelente ejercicio.