Gaillardia aristata comúnmente conocida como Gallardía es una planta perenne que pertenece a la familia de las asteraceae. Su origen es norteamericano y puede llegar a alcanzar una altura de 50 cms.
Es muy utilizada para decorar macetas por el color tan llamativo de sus flores, rojo en el centro y amarillo alrededor.
Memoria, deseo y compasión,
Fecha recomendable de cultivo: Las semillas de Gallardía las sembraremos durante la primavera. En lugares de clima templado las podemos sembrar prácticamente durante todo el año.Cómo sembrar semillas de Gallardia: Las semillas se sembrarán de manera directa en el jardín o en macetas colocando 4 o 5 semillas por golpe. Germinarán las semillas a los 15-20 días desde la siembra. Es importante no cubrir las semillas o si se hace que sea de una forma muy ligera.Floración: La floración tendrá lugar durante la primavera y el verano. Climatología adecuada: El clima ideal para el cultivo de Gallardía es un clima templado donde los inviernos sean muy suaves y no se produzcan heladas rigurosas.
Uno de los aspectos de los que hablamos en el primer encuentro fue el referido a los vínculos entre poesía y novela en escritores que cultivan ambos géneros. Estaba completando, aquellos días, el poemario Ciudad (se publicaría en Visor, en 1997) y yo le contaba mi experiencia respecto a la posibilidad de rastrear el origen de algunas novelas en poemas escritos mucho tiempo atrás. Me dijo que él lo tenía muy claro y puso de ejemplo cómo su novela El estrangulador (Mondadori, 1995), ya estaba en germen en un poema titulado "Ciudad" escrito muchos años antes y que acabaría por convertirse en el poemario del mismo título. También se refirió a Una educación sentimental como germen de la novela El pianista. Aquella conversación me llevó a una reflexión que cobraría la forma de un largo artículo que publiqué en la desaparecida revista Lateral con el título "La ciudad y el estrangulador", un ensayo que, seguramente, anticipa otras reflexiones sobre un aspecto de la creación literaria que me fascina.
Recuerdo especialmente las vacaciones de 1997, en un lugar de la costa mediterránea, en septiembre, en las que dominaron las tormentas (la famosa "gota fría") y en las que dediqué muchas horas a terminar el primer borrador de mi ensayo mientras E. y mis hijos intentaban sobreponerse a la decepción que supuso contar con muy pocos días de playa y sol (algo que lejos de afectar al trabajo que había llevado conmigo, lo favorecía). Pertrechado con la primera edición de Memoria y deseo y con un cuaderno lleno de anotaciones, viví aquellos días sumergido en los poemas de Manolo: intentando interpretarlos, buscando vínculos entre ellos, relacionándolos con la experiencia cívico-política del autor, con su infancia de charnego vivida dentro la "ciudad que les sobraba" a las clases dominantes de la posguerra. Días de mar, de tormenta, de regresos, de islas y navegaciones, con Manolo Vázquez Montalbán.
de Manuel Rico