Cómo ser un poquito más feliz

Todos buscamos la felicidad. Miramos por todos lados, leemos artículos, compramos libros, lo que sea con tal de encontrar la clave para hallar ese bien tan preciado que muy pocos parecen tener. Y lo peor es que, normalmente, terminamos desistiendo en nuestro propósito al no obtener los resultados que esperábamos.

Obviamente aquí no vamos a darte la contraseña para acceder a la felicidad. Y no es sólo por que no la tengamos, sino porque sabemos que la felicidad no es una meta, sino un camino. Quizá ese sea el problema que nos impide conseguir dar con ella, pues nos obstinamos en perseguirla sin darnos cuenta de que la verdadera felicidad se encuentra en el día a día.

Aunque suene a tópico, la única forma de ser feliz es aprender a ser conscientes de lo que nos disgusta y poner los medios para que esto no ocurra. Como todo en la vida, es cuestión de práctica.

Si solemos enfurecernos con facilidad, pensar continuamente en las posibles cosas que se estropearán mañana o lamentarnos sobre aquello que hicimos mal ayer, jamás conseguiremos disfrutar de lo que verdaderamente nos llena.

Lo difícil está ahí, en ser capaz de detectar lo que nos está haciendo sufrir y hacer lo que esté en nuestra mano para cambiarlo. Conseguir entender que la vida está para disfrutarla en la medida en que nos sea posible y lograr que las cosas positivas pesen más en la balanza de nuestra cabeza, esa que decide si nuestra existencia fue, es y será un desastre o por el contrario un compendio de experiencias de superación y de disfrute.

Aprende a escuchar al otro cuando te comente algunos rasgos “negativos” de tu personalidad, como el pesimismo, la cerrazón o la desesperanza. Recuerda que podemos aprender mucho de los demás, ya que son los que mejor perspectiva tienen sobre nuestra forma de comportarnos.

Una vez hecho esto, reflexiona, intenta ver qué es lo que estás haciendo mal y que te impide estar tranquilo, relajado y optimista en tu día a día. Solo así podrás reaccionar y empezar a cambiar aquellas ideas o creencias que tan fuertemente están grabadas en tu cerebro. Hacerlo sólo está en tu mano.

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